La carta a los españoles americanos y su repercusión en la independencia de Hispanoamérica
30 RAUL PALACIOS RODRIGUEZ dos al puerto de Santa María. En este puerto los hermanos Viscardo per– manecieron un buen tiempo en espera de ser conducidos a Italia. Sin embargo, antes de este viaje definitivo al país de los Apeninos, las au– toridades españolas, por intermedio del Marqués de Terry, incitaron a los desterrados a abandonar la Compañía a cambio de un permiso para re– tornar a sus patrias. Muchos fueron los jesuítas, los más jóvenes sobre todo, que cayeron en tan burda trampa, encontrándose entre ellos los hermanos Viscardo. Los expulsos que abandonaron la Compañía, entu– siasmados por la promesa de la Corona, recibieron el calificativo de "je– suítas disidentes". 3. El establecimiento de Viscardo en Europa.- Justo es reconocer que uno de los meritorios aportes a la historiografía viscardina del padre Bat– llori es justamente el relacionado con este punto. Antes de la publica– ción de su libro definitivo 28 el conocimiento que se tenía de la vida de nuestro precursor en Europa se presentaba, si no oscuro, al menos im– preciso y con lagunas considerables. Hoy gracias a este libro se pue– de con bastante facilidad reconstruir la estancia del pampacolquino en el viejo continente. El establecimiento de Viscardo en Europa empieza en cierta forma desde el momento mismo en que la expedición de los jesuítas expulsos, proveniente de América, toca en Cádiz. Sin embargo, como sabemos, la estadía en aquel lugar fue por demás breve, pasando al puerto de Santa María y de aquí a Italia. En definitiva, es en este país en donde vivirá y pasará gran parte de su destierro al lado de su hermano José Anselmo, "compañero suyo de vocación e infortunio". En efecto, José Anselmo y Juan Pablo de veintitrés y veintiún años, respectivamente, fueron con– ducidos a Massacarrara 29 , pequeña ciudad ubicada al norte de Italia y que pertenecía a la familia Cybo, favorecedora de los jesuítas 30 • En esta villa, famosa por las canteras de mármol blanco, pero insig– nificante en cuanto a su población, los hermanos Viscardo fijaron su re- 28. BATLLORI, Miguel S. J... Op. cit. A pesar de que muchas de las reflexiones de este autor sobre Viscardo son por demás severas e injustas, no se pue– de negar que su libro es útil por los valisosos documentos que contiene Y que abarcan más de la mitad del volumen. 29. Gustavo Vergara es del parecer que en esta ciudad fueron concentrados los jesuítas disidentes, opinión de la cual participamos. 30. BATLLORI, Miguel S. J... Op. cit. p. 28.
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