La expedición libertadora

329 pareciéndole muchos para la corta extensión del buque de su man· do, se acomodase a convoyar una fragata particular en que esta– rían embarcados, pero habiéndome contestado que el no podía llevar más que cuatro individuos de aquella clase, por la razón apuntada, y que la conserva de la fragata no le era tampoco posi– ble, porque atrasaría demasiado el viaje que hacía en ese puerto por el bien de los buques de su nación, cuya libre salida he permi– tido, a sus instancias con orden al comandante de la división ma– rítima de S. M. para que no la impida, he desistido del intento has– ta mejor ocasión. Mi conducta humana y apacible está bien demostrada por tal oficiosidad a favor de esos y estos prisioneros y continuará en cualquier asunto y ocurrencia que se dirija al bien, a la termina– ción o minoración de una guerra que asola y destruye estos países dignos de mejor suerte. Con semejante motivo u otro que. suceda y no tenga conexión con nuestros públicos destinos, tiene y tendrá la complacencia de manifestar a V. E. (como lo hago en esta ocasión del modo par– ticular de que soy árbitro) una buena voluntad a su persona, y cuanto diga relación con la proximidad de sentimientos de caba– llero, este su seguro servidor Q. B. S. M. Joaquín de la Pezuela -0- Relación de los confinados por e'l señor presidente del reino de Chile don Francisco Marcó del Pont, que regresan a sus hogares. De Santiago El cura don Francisco de Paula Godoy. Señor Fernando García. Señor Francisco Javier Carballo, licenciado. Señor Francisco Díaz, prófugo. Señor Joaquín Echevarría, caminó para Santiago de Chile. Señor Agustín Gana, caminó para Santiago de Chile. Doctor Francisco· Vergara, caminó para Santiago de Chile. Doctor Francisco Caldera, caminó para Santiago de Chile. Señor Tadeo Silva.

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