La expedición libertadora

457 goleta armada en guerra: va provista de cuanto necesita y nos da motivo de esperar un buen día. Para fines del siguiente mes sabremos algo. Con la habilitación de Ja escuadra y otros inmensos gastos, se ve este Gobierno apurado para pagar a Ja división de Jos An– des las dos terceras partes de su haber; se ha visto precisado a prolongar el decreto de 12 de enero para que continúe el des– cuento de la tercera parte a Jos empleados de la lista civil y militar. Las Heras me consultó oficialmente si se confirmaría o no el decreto, y Je he contestado señalándole la misma línea de conducta que usted siguió en igual caso. Tan inútil sería recia· mar ahora el íntegro haber, como el que este Gobierno lo pro· metiese en el apuro de sus rentas. He tenido varias sesiones con Garfias y en todas ellas descu– bre el carácter de un espía doble con el cálculo de ventajas mercantiles, pero maneja Jos asuntos con tal delicadeza, que persuadiéndolo goza de la confianza de este Gobierno y de usted se puede sacar mucho partido. Yo pido a nuestro Gobierno por este correo el testimonio de Ja causa seguida contra los je· fes del Perú a que se referían las cartas de Iriarte y La Torre que me remitió usted por marzo; si tal cosa existe, me parece podremos poner en ejecución por conducto de Garfias un buen proyecto. El pájaro es el más a propósito para estas tramoyas; !1an sostenido íntimas relaciones con Ricafort, Carratalá y demás Jefes principales, y el primero Je ha dado Ja nota que tengo ori– gmal y de que incluyo copia para informarse a Ja vuelta de Garfías. Las Heras dirá a usted el aumento que recibe la división de !os Andes, pero faltan vestuarios y parece que no será fácil ad– quirirlos de este Gobierno, por Ja suma pobreza. Un tal Castro, casado con Ja hija de don Francisco Escalada, me pide manifieste a usted su situación. A la verdad, el paisano está rollizo de no hacer nada y el pobre no encuentra en qué emplearse, después de venir consentido en ocupar Ja comisaría del ejército de los Andes. Hasta ahora no he querido hablar a usted de Ja pérdida de nuestro buen amigo Balcarce; protesto que no puedo olvidarlo un momento, y que su falta nos deja en todo sentido un vacío irreparable. Jonte sigue muy a liviado, pero ha escapado en una tabla.

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