La expedición libertadora

55 al mismo fin, y combinando todas las noticias, puedo deducir, que la fuerza del enemigo en dicho reyno no pasa de tres mil seiscientos hombres, cubriendo varios puntos en el territorio de trescientas leguas, con escasez de armamento, poca disciplina y mucho descontento en el país que ocupan. En este estado, parece de probabilidad se decida el Gral. Mar– có á trasmontar los Andes, y atacar á esa provincia con la divi– sión de dos mil hombres que se supone disponibles, debiendo reducirse por ahora á la defensiva, hasta que la nieve del inviern;, obstruya los caminos, y se contraiga á engrosar sin temor el ejército de su mando dejando sin objeto durante la estación las tropas acantonadas en esa provincia. Desde entonces, debe suponerse, que el enemigo libre de cuidados, al paso que oprime á su salvo á los habitantes de Chile, formará un cuerpo de ejército, cuyas d ivisiones auxilien por puertos int"errnedios al Gral. Fezuela tomando a1 mismo tiempo una actitud ofensiva para la primavera siguiente. Con este motivo, el gobierno cree de importancia suma, que en la imposibilidad de abrir por ahora la campaña con una expedición formal contra las tropas de Santiago, existiese durante el invierno en alguna provincia del reyno una fuerza con el armamento y movilidad suficiente, que llamando la atención de los enemigos, ampare á los patriotas, sostenga el espíritu de libertad, promueva la insurrección, é inhabilite la recluta de los enemigos; de manera que, al abrirse otra vez la cordillera, se emprenda con seguridad la reconquista de Chile. Sin embargo de las ventajas que ofrece este proyecto, el gobierno, á la distancia de trescientas leguas, y por las ocurrencias inesperadas que pudieran entrar en cálculo, no fija el mmbo de dicha fuerza, la posición que haya de tomar, ni los armamentos de que deba proveerse; por consiguiente, he tenido á bien auto· rizar á V. S. plenamente, para que meditando con reflexion sobre la utilidad de la empresa, y con concepto á que el número de fusiles y tercerolas con que se cuenta, incluso los novecientos que van á marchar, sube á tres mil quinientos y siete, resuelva con plenitud de facultades en el particular, obre y dé cuenta, sin perder de vista la seguridad y honor de las armas de la patria. Si por realizar este ú otro paso antes que se cierre el camino de la cordillera, requiriese V. S. se aumenten las mumc1ones y armamento, deberá pedirlos por partes, en la persuación

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