La expedición libertadora
89 disposición que él, y que puede colectarse alguna suma conside– rable. Bajo este supuesto no falta otra cosa que el que ustedes presten su garantía remitiéndome poderes amplios par a este obje– to. El dinero se entregará en Chile porque allí tienen fondos todos los que deben subscribirse. Por el correo pasado escribí a don Ber– do sobre el particular: pero entonces no estaba tan adelantado el proyecto. Yo entiendo que este es negocio en que no se debe perder momentos porque ya supongo los apuros de Chile para no desacre– ditarse con Crohan, su poder jugar la marina y el ejército. Mi General, voy a meterme a camisa de once varas, como dice el adagio gótico, proponiendo a usted un pensamiento que aunque no mío lo aprecio mucho. Me escribe el Director, que nuestra fuer– za naval es superior a la enemiga. En este caso ¿qué dificultad habría para dar ·un golpe de mano sobre Guayaquil? ¿No podría– mos sacar de allí millón y medio de pesos por una contribución que se impusiese al pueblo y ayudar con esto nuestras empresas ulteriores? Brown ¿no estuvo ya al cabo de sacar un millón a pe– sar que sólo tenía dos buques y ninguna tropa de desembarco? Yo celebraré que usted eche una ojeada sobre ese pensamiento. No escribo a usted con frecuencia porque no quiero aumen– tarle el trabajo y peso de su correspondencia. y faltando objeto es ocioso que yo diga a usted en todos los correos que Jo ama su seguro servidor, Miguel Zañartú. -0- (345) Buenos Aires, 6 de noviembre de 1818. Señor don José de San Martín. Mi amado General: Luego que por la apreciable de usted ví confirmada mi opi– nión particular sobre la necesidad de marineros extranjeros para nuestra escuadra, empeñé a mis amigos por su colección, ajusté ca– rretas y todo estaba ya vencido para remitir por tierra cien hom– bres por primera remesa, pero la llegada de los buques de Norte
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