La expedición libertadora

91 Buenos Aires. 4 de diciembre de 1818. (347) Señor don José de San Martín. Mi General: Se ha demorado un día más la salida del correo y así es que tengo tiempo de contar a usted las ocurrencias de este intervalo. Me fuí a palacio para hacer ver al Director que cada día nos co– mían las fragatas por cien pesos, que esta atención y su despa– cho demandaba preferencia, etc.. etc. Pero este amigo me lloró tantas miserias que casi estuve para darle limosna. Yo salí de allí con intención de aliviarlo en lo posible; cuando llegué a casa me· encontré con los comandantes de los buques, que exigían efec– tivamente el pago de su tripulación, medio alzada ya por la razón de insoluta. No hubo otro recurso en estas circunstancias que apro– vecharme de la amistad y así sin detenerme libré contra Linch a letra vis,ta la cantidad de seis mil pesos. El vió la especie; pero honró mi firma y pagó al capitán del Curiaclo. Lo mismo ejecuté y con igual suceso con Riglos a favor de la gente del Horado. A Dikson pasó a decir ayer que espere hoy otra receta de ocho mil pesos para pagar el flete del buque que condujo los cañones. De manera que los cien mil pesos que me ha ofrecido el Gobierno servirán para los avances y enganchados; y de este modo acaso podrán salir las fragatas dentro de diez o doce días, en cuyo tiem– po se aprestarán los víveres, se armarán y harán algunas obras muertas que necesitan sobre cubierta. Usted esté seguro de todos modos que puede arreglar sus combinaciones contando con que saldrán antes de quince días. No he encontrado una poca carga que quisiera mandar en ellas para aprovechar esos fletes. Dicen los comerciantes que no les tiene cuenta porque a Mendoza vale una carreta cuarenta pe– sos y llevan en ella como tres toneladas de volumen, que van ase– gurados y son menores los derechos, etc. Quien sabe lo demás que agregan estos judíos. Felicito a usted por nuestros prósperos ensayos marítimos, pero no sea ésto, por Dios, un motivo de confiar en nuestros co– nocimientos.