La expedición libertadora

95 aprovechar. La fuerza naval destinada al Pacífico debía arribar a Río Janeiro y salir de Cádiz a fines de abril. Si podemos obtener, como lo he pedido al Gobierno, un comjsionado activo en aquel pun– to, sabremos con seguridad Ja fuerza del enemigo y podremos dar oportunamente a Cochrane los antecedentes, para que prepare su defensa, y acaso Je mediremos el tiempo para que pueda acercarse al cabo y batirlos en detalle si unidos fuesen temibles. Estoy em– peñándome con el amigo Thwaites para que nos haga este servicio. Escribiendo ésta, me avisa el Director, que se haila con noti– cia cierta de que José Miguel Carrera salió el l ? de éste para la Ensenada, en un bote, y que allí se traslad6 a un buque que salió furtivamente, sin saberse su destino. Es posible se dirija a Chile. Voy a escribirlo a mi Gobierno. Adiós, mi respetable amigo; hasta que lo vea a usted cuanto antes dando vida a los muertos. Suyo. Miguel Zañartú. -0- (351 ) Buenos Aires, 11 de junio de 18'19. Señor don José de San Martín. Mi amigo y señor: He recibido en estos días tres cartas con diversas fechas de nuestro amigo Alvarez Condarco, y también Gacetas que alcanzan a 29 de marzo. En éstas, y también en la opinión de Alvarez, la visita de los· godos es indudable; sólo ofrece duda su número y el tiempo de su salida. Don Juan Thwaites, a quien franqueé las Gacetas, me asegura haber dado a usted, por este correo. un extracto que con– tiene lo más interesante de ellas. Con fecha 8 de febrero, me había dicho Alvarez que un amigo suyo, impuesto de la correspondencia del duque de San Carlos, afir– maba haber leído el siguiente pasaje: "Al fin fueron oídas las re-

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