La expedición libertadora

99 a usted. Ella se reducía a que la colecta de dinero hal>Ta hecho va– riar las circunstancias y agotado los recursos de sus esperanzas. Tal fué el resultado de mis pasos con los extranjeros. Con los hijos del país adelanté algo más; pero está parafizado su pro– ducido porque hasta ahora no he recibido de mi Gobierno contes– tación a mi consulta de que no puedo prescindir porque la proposi– ción tiene pelos. Ella es reducida a dar de contado a Chile 120.000 pesos para introducción gratuita y exclusiva de yerba en aquel Es– tado, por el término de un año. He dicho que la proposición tiene pelos, porque a pesar que Chile no recibirá más de derechos sobre este artículo en el año. Pero como estos privilegiados deben aspirar a introducir cuanto puedan en el tiempo de la concesión, resultarán ellos vendedores exclusivos para muchos años, y Chile privado eit ellos de sus derechos. Sin embargo puede jugárseles alguna no dándose por entendido de su objeto. También he hablado largo a usted sobre las fragatas. Una de ellas conforme a la insinuación de usted se llevaba fa artillería de ambas. En medio de la escasez de auxilios ya estaba pronta, cuando viene la noticia de la expedición de España y entra este Gobierno en el deseo de hacerlas servir a aquel objeto. Estoy también pen-· diente de la respuesta de mi Gobierno sobre esta proposición. Si no hubiese llegado Escalada, ignoraríamos si existía usted; seis correos y aun creo que más nos faltan. Lo extraño es que pasan particulares de Mendoza y San Luis y los correos no. Ahora me avisa el Gobierno que sale este extraordinario. Ten– go que repetir por el mis anteriores comunicaciones. Ya no sé có– mo ponerlas porque tanto las he repetido que no les cuadra el tí– tulo de duplicado. Siento muchísimo la indisposición de usted. ¡Quién hubiera un millón de pesos para sanarlo! Es de usted con la mayor sinceridad atento servidor que besa sus manos. Miguel Zañartú.

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