La expedición libertadora

100 Buenos Aires, 10 de enero de 1819. (354) Mi General} y amigo: Si mi carta de 12 de noviembre puso a usted de mal humor, ¿cuál habrá sido mi sentimiento al leer la apreciable de usted a que contesto? Todo pronto, todo casi en marcha, cuando recibo orden de mi gobierno para que suspenda la remesa de marineros. Han seguido cinco oficios sobre este objeto. Aun debo 200 pesos de los gastos hechos para estos preparativos. Pero descanse usted que he de ensordecer y remitir en las fragatas cuantos pueda. Está recibiendo a su bordo la fragata Horado los víveres pa. ra partir. Ayer se puso la bandera de enganche y todo se hace con la mayor celeridad en medio de la escasez y de infinitas faltas, y otras pequeñas que han sido necesarias en el tal buque que segu– ramente no es el mejor; pero si el único que ha podido sacarse de los embrollos inexplicables y trabas que han puesto al inocente Aguirre los judíos con quienes ha tratado. No es posible dar a usted una idea de este pesado negocio. Ford, Miller, Thwaites, Zimmerman, Linch, todos me ayudan y todos se abisman de semejante contrato en que procedemos por adivina– ción, pues Aguirre no se presta a nada. Los acreedores desconfían del gobierno. Están autorizados por Aguirre para retener el bu– que hasta que se les pague. De manera que no se les puede quitar como lo merecían a balazo sin insultar su bandera. Los dos pri– meros que tengo nombrados por agentes hoy se han ofrecido por fiadores. Pero como es doloroso gastarles cerca de 100.000 pesos por 25 poco menos, que ha sido el principal le hemos solapado en la aceptación una tranquila que dé lugar a reclamación des– pués que hayamos mandado el buque. De todos modos el primero saldrá dentro de 8 días y si el otro no se consigue llevará aquél todos los cañones como usted me indica y los marineros posibles, pues tampoco puedo disponer de los del Horacio. Mi general, adios, cuente usted con este encargo con la mayor vigilancia y con el más sincero afecto de S. S. Miguel Zañartú.