La expedición libertadora
165 que llevan. Creo que ahora se aumentará su baja, porque siendo la mayor parte de los soldados naturales del país, les es suma– mente violento abandonarlo, a.l tiempo que generalmente se les protege para que queden; y así, no hay providencia que alcance a evitar que se experimente una crecida deserción. La estación es tan notablemente avanzada para el paso de la infantería por la cordillera, que no es posible emprenderlo, sin que vaya expuesto a un inminente peligro. El Coronel don Rudecindo Alvarado que va al mando de la división, lleva orden para no entrar a verificar– lo, sino con tiempo sereno, y en el caso de que no se hubiese expe– rimentado antes de su llegada algún temporal; pues si esto ha su– cedido, o se advierten amagos de estar próximo a sobrevenir, debe retrogradar hasta Santa Rosa. Si a esta tropa le toma una fuerte nevada en el centro de la citada cordillera donde absolutamente no cuentan con abrigo alguno, bien sabe vuestra excelencia las fu_ nestas consecuencias a que se aventura. En Uspallata considero, que sólo debe situarse un corto auxilio de reses, y mulas de silla y carga. Los cuerpos llevan lo necesario para llegar hasta esa ciu– dad, y sólo podrán tener necesidad de relevar una u otra caballe– ría que se rinda, a no experimentar algún accidente imprevisto. Por otra parte, en llegando has ta aquel punto, se halla fuera de los riesgos, y ya no deben tocar urgencia que no sea fácilmente reme– diada." Es consecuente esta comunicación a la repetición de mis ór– denes para el repaso de las tropas; y tengo la satisfacción de co– municar a vuestra señoría que con fecha de ayer me avisa el co– mandante del batallón 1~ de cazadores de los Andes, se hallaba de la parte de acá de la cordillera con su batallón y los tres escua– drones de granaderos a caballo, pero en un estado sumamente de– plorable, pues creo es Ja única vez haya pasado a pie tropa, y en estación tan avanzada. Sírvase vuestra señoría elevarlo todo al excelentísimo Supremo Director del Estado. Dios guarde a vuestra señoría muchos años. Mendoza, de Mayo de 1819. José de San Martín. -0-
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