La expedición libertadora

169 en cuenta dos mil leguas de distancia, miles de desierto en nues– tro inmenso territorio y ocho años de revolución en que se han formado habitudes contrarias a la antigua dependencia colonial. Grandes masas armadas que viniesen de Europa, después de en– contrado buques y dinero para costearse y conducirse. mares siempre tranquilos, hombres que no se pareciesen a los de la Trinidad y que tuviesen el privilegio de no apartarse, aquellas grandes masas, decimos, podrían de contado. ocupar éste o aquel punto que invadiesen. ¿pero puede subsistir por mucho tiempo un ejército de treinta mil hombres en nuestras provincias, aunque se apuren todos nuestros recursos y se dejen a la mano a nuestros enemigos? Ejércitos que secan los ríos como los de Jerjes, no son los que han de destruir nuestra libertad, toaa vez que no los podamos combatir porque haya una gran desigualilad en el número, los dejaremos a solas con su propia magnitud, el elefante caerá en la trampa. Sin embargo la expedición se prepa– ra con el título de grande, y al ver la satisfacción que los prepa– rativos y el título causan en los partidarios de la antigua metró– poli, no pueden r esistirse un sentimiento de desprecio y de risa por los que tales puerilidades calculan. Vendrá enhorabuena la' expedición, pero vendrá a la española como han venido todas las anteriores y sobre todo vendrá a Buenos Aires, que bien necesita dar al mundo este nuevo testimonio de su valor. Valgan lo que valieren copiaremos los siguientes artículos de cartas que acaba– mos de recibir. COPIA DE UN CAPITULO DE CARTA DE CADIZ Fecha 16 de Noviembre de 1818 Veo formalizarse la grande expedición para el Río de la Plata, según los datos siguientes: la orden que verá en el adjunto diario sobre embargo de buques, que se ha verficado con todo rigor. A más de esto, se han mandado fletar al extranjero diez mil toneladas, a cuyo efecto salió comisionado para Francia don An– drés Darghan, compensado con seis mil duros, y el costo del via– je. Para la casería están contratados diez mil quintales de pan y a más el tocino, leña., etc. Aquí se han comprado cuarenta mil varas de paño para hacer veinte mil uniformes, y está comisio– nado el sastre Barroca!, y otros mil artículos. La opinión general se ha extendido casi indudablemente, de que es para el Río de la Plata.

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