La expedición libertadora
176 mente se ha encontrado en la campaña del sud de Chile, donde no sólo ha concluído sus monturas, vestuario y armamento, sino aun también su fuerza; úl timamente ha tenido que marchar a este pun– to en la mayor desnudez, dejando en Santiago mucha parte de sus fondos y todos los paños y lienzos para el vestuario que debía cons– truirse, temeroso del paso de la cordillera que con la menor de– mora hubiesen quedado sin cumplimiento las órdenes de V. E. La fuerza de los tres escuadrones sólo es de doscientos hombres: una parte de ellos tiene que pasar al hospital a curar heridas y enfer– medades, otra reclama sus licencias manifestando la oferta que V. E. les hizo a todos Jos que voluntariamente han prestado sus ser– vicios, que podrían restituirse a sus casas luego que se diese la li– bertad a Chile. Si esto, excelentísimo señor, no es cumplido, crea V. E. con seguridad que en el momento mismo de movemos, son concluídos los escuadrones de Granaderos a caballo; estos soldados fatigados de sus campañas desean descanso y lo esperan de V. E. En cumplimiento de mi obligación expongo a V. E. estas razones que las creo poderosas, pero a pesar de todo serán completamente cumplidas las órdenes que se sirva expedir con conocimiento de nuestro estado el excelentbimo gobierno. Dios guarde a V. E. muchos años. Mendoza, 9 de mayo de 1819. Manuel Escalada. Es copia. (416) Excelentísimo señor Cnpitán General de Prov'lncia y en Jefe de los Ejércitos Unidos, don José de San Martín. Excelentísimo señor: Impuesto por el oficio de V. E. fecha de hoy, que debo mar– char inmediatamente a Tucumán con los escuadrones de mi man– do, creo de rr.i deber hacer presente a V. E. que dichos escuadro– nes, en caso de marcha, no podrán contar con la fuerza de una com– pañía, su base está formada de ciento dos soldados, cuyo tiempo
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