La expedición libertadora

187 lisonjero a la causa de la América del Sud, y Chile. por un princi– pio natural, deberá sucumbir necesariamente. En estas críticas cir– cunstancias, creo que sólo V. E. puede ser árbitro de los destinos de Sud América, y me atrevo a hacer a V. E. la proposición, segu– ro de los buenos resultados a la causa general, y la que no dudo sancionará mi gobierno, no mediante hallarme facultado por el mismo para tratar con V. E. en todo lo que pueda promover la felicidad de ambos estados. Es indudable la salida de Cádiz de tres navíos y dos fragatas con destino al Pacífico; quiero suponer que la fortuna de la ma– rina de ese Estado apresase uno de los navíos, por la separación consiguiente que deben experimentar al paso del Cabo; de toda suerte, la escuadra de Lima quedaría muy superior a la de Chile y de consiguiente con la dominación del Pacífico: en ese caso, la escuadra de este Estado se vería en la necesidad de meterse en uno de los puertos con la gran dificultad de poderla sostener: al mismo tiempo que el Virrey de Lima podía expedicionar contra Chile, en quien encontraría fuerzas escasas, pues si los españoles atacan a Buenos Aires, necesariamente debían repasar los Andes las fuerzas del mando del Coronel Las Heras, de lo que resultaría quedar débiles en todas partes, abriendo campo por este medio a los enemigos de la causa, y díscolos por alterar el orden de ese Estado. En fin, señor excelentísimo, yo no encuentro, en la crítica circunstancia en que se encuentra América, más arbitrio que el que la escuadra de Chile salga sin pérdida de momento a destruir la expedición española que debe salir de Cádiz en todo agosto, es– coltada a lo más por dos fragatas de guerra, pues nada tiene que temer de las fuerzas marítimas de las Provincias Unidas, pues las de Chile deben suponerlas ocupadas en el Pacífico. En el interín, para que ese Estado quedase con toda seguridad, hago a V.E., a nombre de mi gobierno, las proposiciones siguientes: l? el Estado de Buenos Aires pondrá a disposición del gobierno de Chile, siem– pre que éste convenga en prestar su escuadra para destruir la ex– pedición española, la cantidad de cincuenta mil pesos a la vista para el equipo de la escuadra; 2? desde el día de la salida de la escuadra, la división del Coronel Las Heras será pagada y vestida por el gobierno de las Provincias Unidas; 3? permanecerá en Men– doza una división de dos mil quinientos hombres de tropa de lí– nea para ser empleada en la defensa de Chile y a disposición del mismo gobierno; 4? estas provincias deberán poner en la de Chile, en todo febrero próximo a más tardar, la cantidad de seis mil caballos útiles para el servicio del Estado 5? las Provincias Unidas

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