La expedición libertadora

230 OFICIO DEL DIRECTOR SUPREMO DE CHILE AL GOBERNA– DOR DE MENDOZA SOBRE LA NECESIDAD DE LA EXPEDICION AL PERU, EL ESTADO POLITICO DE LAS PROVINCIAS UNIDAS Y EL PELIGRO DE UNA EXPEDICION REVOLUCIONARIA SO- BRE CHILE. (456) Santiago de Chile, 12 de abril de 1820. Al señor Gobernador. de Mendo:r.a. La providencia presentaba el aspecto más lisonjero a la li– bertad de la América meriodiónal. El inmortal Bolívar, dejando el ejército de Morillo en Calabozo, al último punto de su aniqui– lación, por repetidos gloriosos triunfos, remite una división que destruye el refuerzo de tres mil hombres que había pedido de Santa Fe. Aprovechando esta coyuntura, parte como el rayo con nuevas fuerzas a unirse a aquella división; camina más de qui– nientas leguas, penetrando por bosques, montañas e innumera– bles ríos. derrota en una batalla al enemigo en Boyacá, tan com– pletamente, que con ella sóla dió la libertad a quince provincias de Cundinamarca, extendiendo el terror ha_sta Lima cuyo gobier– no teme con r azón una invasión vigorosa por la parte septentrio– nal. Valdivia fué restaurada por un puñado de bravos, cerrándo– se al enemigo esta única puerta por donde podía pensar en inva– dir a Chile. Los pueblos del Perú, que a'un gimen bajo la esclavi– tud, no cesan de enviarnos comunicaciones, invitando a que se remita cualquier fuerza en auxilio de su libertad, bajo la seguri– dad de que acaso no será menester disparar un t iro, según el pa– vor de que están ocupados sus opresores, y la bella disposición de parte de los oprimidos para ayudar a que se les quebrante el pesado yugo. Entretanto, la república chilena aprestaba incesantemente Ja expedición libertadora; y aunque veía con dolor los disgustos do– mésticos de las Provincias Unidas del Río de la Plata, sus amigas y aliadas naturales, esperaba que terminasen bajo una concilia– ción propia de hermanas, y que pronto se ocuparían de Ja gran

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