La expedición libertadora

255 ésa varias familias, temiendo lo que puede sobrevenir. Convendrá que desde las Vacas se pongan auxilios de carne, y mulas de silla y carga para remediar las necesidades que algún temporal u otro accidente pueda ocasionar. Los cuerpos creo que los más tienen grandes refuerzos de los artículos de equipo para sus soldados, según las cargas que nece– sitan, y lo que han tardado de conducir de Santiago lo que allí ha– bían dejado. Sólo los negros están desprovistos de abrigo, porque los más no tienen ni capote. Avisaré 1o que fuere ocurriendo que sea interesante; conozco que no hay quien sufra tanto trote, y que el pasar la cordillera es uno de los más grandes petardos; pero mucho podíamos con– seguir, que nos fuese ventajoso, si estuviese usted aquí. Las Heras y Enrique devuelven a usted sus expresiones, y es– tán deseando, como todos los de por acá, mandarse mudar. Se repite de usted por su amigo afectísimo. Balcarce. -0-- (473) Curimón, 5 de abril de 1819. Señor don José de San Martín. Mi amado amigo: Llegaron a mi poder cuando correspondía, las dos de usted del 22 y del 25 del mes próximo pasado, pero en circunstancias que el ataque experimentado en salud me tenía en los más gran– des apuros. Con el martirio de algunos cáusticos, he logrado di– sipar el dolor de los pulmones y el pecho, pero estoy en un estado de debilidad suma, con una inapetencia extraordinaria e incapaz de poderme contraer a cosa alguna. Según los facultativos me iré repon iendo muy lentamente, debiendo considerarme fuera de to– do peligro. El ejército se encuentra todo reunido en este Valle esperando las resultas que usted me ha anunciado. Si fueren a que repase

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