La expedición libertadora
259 nidos una porción de arrieros a quienes, ni el Estado ni yo sumi– nistrará cosa alguna: sus clamores para que se les conceda el re– tirarse, son tan graneles, como los perjuicios que se Je ocasionan en la demora. Si, como supongo, se ha decidido que el ejército quede, creo innecesario que continúe aquellos males; pues para cualquier otro movimiento que no sea ejecutivo r-.:1drán adquirir– se entre Jos avecindados en este Valle las mulas que se necesiten. Los cuerpos trajeron de la Capital un vestuario a medio hacer y tuve que también insta1· para mandarlos concluir. Entran ya los fríos y los soldados están desnudos. Yo no me descuido a apurar to hasta las reclutas que usted me ha indicado también. El ejército es preciso que antes que lleguen las aguas (que en el día están ya amagando) tome otros cantones, donde el tem– ;:ieramento sea más benigno y tenga más abrigo del que aquí lo presentan los alojamientos que ocupa. Se encuentran como 200 enfermos y el hospital consiste en su mayor parte en ramadas pro– visionales que si viene un aguacero han de padecer notablemente los que se encuentren en ellas. En Quillota pueden acantonarse hasta tres cuerpos y en Casa Blanca también podría acomodarse alguno. Si ha de haber expedición al Perú, quedarán en situación de arribar al puerto de embarco el ilía que le necesite. La escuadra ha hecho un ensayo que parece nos promete la seguridad del triunfo, y por consiguiente, si se ha de aprovechar esta ventaja, es preciso ganar los instantes. Yo no me hallo bien memente p ersuadido que nada habrá si usted no viene. Las pro– videncias son generalmente tan lentas como siempre, y en esta forma correrá el tiempo sin que nunca llegue el día de empren– der cosa alguna. El protector de los pueblos, Frieto, fué aprehendido y con– ducido a esa Capital donde se Je sigue causa, que se asegura lo indultarán porque tiene buenos defensores. Un hermano suyo al frente de bandidos y desertores, hasta el número de 120, entró el 8 en Curicó, saqueó el pueblo, impuso una contribución y se retiró a las montañas. Se dice que la poli– cía de San Fernando ha salido a perseguirlo. En el sur han vuelto nada de aquí con concepto a que en lo posible todo se halle pron- 1mpuesto dt. las medidas de apresto que se toman, pero estoy fir– los indios y los que se los han allegados a intentar un ataque so– bre Concepción, y aunque fueron rechazados, es muy probable los repitan. Freyre se encuentra absolutamente sin caballos para su tropa, en un estado deplorable y tendrá que internarse en al-
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