La expedición libertadora
264 ven muy corto, pero Nemea firme en sus principios, trabaja con– forme a ellos, y ya tiene Ja satisfacción de ver el fruto de sus tra– bajos por medio de algunos de sus hijos destinados al país de la independencia sabe con placer que se han levantado columnas ba– jo los auspicios de nuestro G. ·. O.·. según una plancha que hemos recibido de Puerto Rico en donde se encuentra uno del G.·. 32, que aunque no nos dice los puntos fijos son por lo que se deja ver en Nueva España, al paso que también reclama todos los auxi– lios de la Or.·. y el castigo para el infame Morillo que no solamente ha violado las leyes más sagradas de la humanidad sino al mismo tiempo las de las mas.·. conduciendo al patíbulo infinidad de hh.·. y despreciando las señales y de socorro, crimen tanto más enorme cuanto que es cometido por un hombre que llegó al G.·. sublime; esto lo dice uno de su mismo G.· .. y que ha presenciado sus delitos, y nosotros juramos su exterminio y lo J~1rará todo el O.·. nacional así como lo haréis y se h~rá donde haya masones; pacifiquemos la tierra de estos monstruos y mueran alguna vez los malvados a manos de los hombres virtuosos y no siempre éstos a las de aquéllos! Heliópolis ha tenido alguna suspensión en sus trabajos a cau– sa de las disenciones de su jefe militar y nuestro h.·. con el arzo– bispo y también por el accidente de haber sido preso el V.·. de Linos con dos más y conducido a Persépolis: no se sabe que esto haya aun producido efecto perjudicial al Or.·. a más de que el Represt.·. del G. ·. O.·. en aquel punto unido a otros hh.·. hacen su deber según se nos dice de Heliópolis que no obstante esto continúa martill?, pero como Nemea sin perder de vista el todo, dirige sus miras hacia ese hemisferio como campo de los buenos principios, espera de vos, por los medios que os proporciona y están a su al..\ canee que unáis a los hombres virtuosos de ambas partes y que to– dos marchen bajo unas mismas banderas a combatir el despotis– mo; entre los mas.·. no hay españoles ni americanos y el que de nuestro Or.·. haga la guerra a ésto no hará mas que profanar un título tan sagrado y obrar en una razón totalmente inversa con lo que debemos practicar; desgraciadamente se ve haya mucho de és– to, y nos desesperamos al ver a muchos hijos de la viuda jactarse de emplear su espada contra los dignos defensores de la libertad, este proceder es monstruoso y sólo puede ser hijo de una gran per– versidad o de no conocer cuáles son sus deberes más sagrados! ! De vos esperamos que borréis estos vicios que nos desacreditan y que conduzcáis a los extraviados por la senda de sus verdaderos prin– cipios; ya os hemos hablado bastante del primer punto, pasemos al segundo.
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