La expedición libertadora
269 lograr su intento; aunque fueran mucho más, nada valen por la disposición de su ánimo y de ellos la patria puede sacar grandes ventajas. Todos los soldados o la mayor parte de ellos han sido prisioneros de la Francia, con el trato de los franceses han bo– rrado las serviles ideas de los españoles y han adquirido ideas li– berales, aborrecen a Fernando y han sido remitidos a la América para precaucionarse de ellos en la Península como que son deci– didamente adictos a la Constitución. Han venido deseosos de di– nero y este es el rey a quien sirven; al que menos de atrasados se le deben 300 pesos y sin pagarles han sido por fuerza embarca– dos. Por las noticias que he adquirido por personas fidedignas te– nían combinado una sublevación que no se puso en obra por la precipitación de este embarque y lo que es más por no haber te– nido una cabeza que supiese tornar las medidas y fomentar tan bellas disposiciones. Estoy cierto de que casi todos van determi– nados a pasarse, siempre que conciban mayor fuerza en ese reino o esperanza de mejorar de fortuna. He aquí unos hombres mer– cenarios que se rinden con proclamas y grandes promesas, que debe ser el primer medio que se intente procurando imponerles en la primera acción para que desde el principio amedrentados traten de su seguridad y caiga el coioso destruída su base. Sin embargo de estas esperanzas que fundo en datos seguros puede ser que el regimiento se sostenga. Debe, pues, disponerse así para que nada se aventm,-e y debe trabajarse con la mayor vigilancia en descubrir la situación que ocupa en las líneas para oponerle doble fuerza y la de mayor confianza. Yo juro que todo el ejército es vencido puesto en desorden este regimiento. Su uniforme es casaca azul, collarín y vuelta anteados. solapa carmesí y morrio– nes de suela. En este regimiento va don Roque Hernández, euro– peo, de soldado aventurero, fué hecho prisionero en Ayouma con el grado de sargento mayor y capitán del regimiento número 6. Es casado en Buenos Aíres, con muchos hijos, de confianza, se pasará y puede servir de mucho. (1~) El batallón del Infante es el mayor en número; pero sus dos tercias partes es de americanos reclutas que no hacen fuego con destreza, ni pueden evolucionar con la prontitud que los de Burgos. Los españoles europeos que en marcha tienen las mis– mas disposiciones que los de Burgos, van a buscar fortuna como éstos y no a pelear por Fernando, y éstos como aquéllos se ha– llan combinados para la sublevación. Los americanos fueron sa– cados de sus tierras con el engaño de que venían por seis meses a
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