La expedición libertadora
272 tos todos o Ja mayor parte de prisioneros de nuestro ejército en distintas acciones. A estos batallones y cuerpos se agregan los hombres de leva en los conflictos de salir Ja expedición, que conducidos a las islas del Callao han tenido de disciplina un mes los que más, y otros ni un día, juzgo que esta gente sirva para la maniobra de los bu– ques y después se incorporen al ejército; por consiguiente servi– rán más para el desorden que para el triunfo. (7?) Los zapadores también son decididos como los artille– ros de línea, muy diestros, gente fuerte y de entusiasmo, en igual– dad a los de Burgos y Lanceros, aunque no en la disposición de su espíritu para seducirlos. Esta es la fuerza total que habrá que embarcarla para hacer– se a la vela y en la víspera por la mañana dió el virrey orden de que caminase una compañía del regimiento del Número con des– tino de Ja guarnición del castillo del Callao, y por la tarde fué el mismo visir. y por sorpresa hizo embarcar esta compañía. (8?) Y juntamente 40 dragones que iban de su guardia. (9'?) De modo que estos infelices se vieron en los buques sin más ropa que la camisa del cuerpo. Los del número son inferio· res a los de Arequipa, y entre ellos van algunos chilenos y Jos dragones están en esta misma forma. El armamento de esta expedición es completo; lievan como 2000 fusiles de repuesto, pólvora, per trechos en abundancia; ig– noro el número cierto de cañones de campaña, pero no pasan de 12. Las monturas son de 500 a 600 y como se creen inferiores en caballería llevan muchos cajones de estrellas de fierro triangula– res. Los víveres pueden alcanzarles hasta dos meses de desembar– co; mas el numerario anda escaso: jamás serán bien pagados, y se les alienta con la esperanza del saqueo. No se ha podido descubrir con certidumbre el plan de de– sembarco y de ataque; pero con corta diferencia es el siguiente. Entran en Arauco reparten medallas de oro y de plata, bandas de seda, cuentas de vidrio, espejos y navajas, bastones con puño de plata y otras bujerías de estas, en las que han empleado 4000 pe– sos para atraerse aquellos pueblos y proporcionarse caballería. Si de pronto no hacen ésto, se desembarcan en Talcahuano, ha– cen una salida, baten la división que hay en Concepción y dejan– do allí una competente guarnición vuelven a embarcarse preci– pitadamente para desembarcar en la playa de San Antonio y aco-
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