La expedición libertadora
302 quía, sino el corto recinto de Cádiz. y esta ciudad sitiada y ame– nazada por los franceses? No hay medio. Para que la Inglaterra tenga comercio libre con la América sujeta al rey de España, es preciso e indispensable que reconozca la independencia de estas colonias; de lo contrario olvide hasta la idea misma de comerciar con estas regiones, las más ricas del orbe siendo independientes. Pese bien la palanca política y hallará el gabinete de San James que únicamente favoreciendo la independencia de Sud América atajará los extraordinarios progresos de los estatutos de Norte América, y destruirá Jos planes hostiles de la Rusia, interesada en destruir el comercio y marina inglesa. Reunido el Perú a la confederación de las Provincias Unidas de Sud América, se abre a la Inglaterra un vastísimo comercio, sin necesidad de concesio– nes de España. Esta ni su tolerante sistema supersticioso, jamás tolerarán la amistad y establecimiento de familias inglesas, que llaman herejes: por la inversa la inquisición perseguirá de muer– te a los honrados comerciantes, por sólo considerarlos enemigos de la iglesia romana. Ultimamente las relaciones de Fernando VII y de Alejandra cierran la puerta a toda esperanza de la Inglate– rra. Los navíos rusos llegados de Cádiz sacan de la obscuridad las miras de ambos gabinetes. Alejandro y Fernando están ejecu– tando contra Inglaterra lo que había pensado hacer Napoleón uniendo la España y América a su imperio. ¿Para qué ha sido, pues, tanta sangre derramada por la Inglaterra, tantos tesoros gastados con los aliados? Para ~estruirse . Nota.- Se encarga la publicación de un manuscrito que se dirigió al excelentísimo señor Pueyrredón para que se imprimie– ra. Su conductor fué el coronel Torres: Su título es Manifestación de las causas de la revolución de la América Meridional. B Las empresas militares deben comem:ar por los preparativos. Estos aumentan siempre en razón de la grandeza de aquéllas. Nin– guna obra puede ser más grandiosa que la de emancipar el nuevo continente del dominio de la España, que situada a una enorme distancia y reducida a términos muy estrechos pretende seguir exclavizando la cuarta parte de la tierra ¡Tal es el intento del ge– neral que quiere llevar una expedición y un ejército a Lima, com– puesto de la oficialidad y tropa que libertó a Chile. Ya se trata no de quitar un eslabón a la cadena que sujeta la América sino rom-
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