La expedición libertadora
304 9? También debe de cuidarse de impedir a las Fernandícolas Ja menor inteligencia con el valle de Cafiete en donde existen las esclavitudes; 10? Entretanto se bloquea la capital Jos cuadros de cuerpos que se habrán llevado, se llenarán en los pueblos a retaguardia del ejército y muy a la inmediación; 11? Rendida Lima, 6000 hombres de gente de color con ofi– cialidad blanca serán destinados a Panamá y Puerto Bello. Toma– dos estos dos puntos se sostendrá en el mismo pie y fuerza dicho ejército que será destinado a las dos guarniciones. El oficial en– cargado de esta empresa no descuidará el dirigir sus oficios a los almirantes ingleses de barlovento y sotavento implorando sus au– xilios marítimos para garantir Ja posesión importante del istmo; 12? El ejército que tiene Buenos Aires en el Alto Perú procu– rará penetrar hasta el Cuzco interín se estrecha a Lima y se la obliga a rendirse; pero luego que tenga lugar este suceso, com– pletará ocho o diez mil hombres, y dejando en dicha ciudad la guarnición necesaria al sostenimiento del buen orden, caerá co– mo un rayo sobre el Paraguay, allanará sus diferencias y pene– trará por Entre Ríos hasta San Pablo e intimará al rey Juan la entrega de Montevideo a su gobierno so p ena de atacarlo en la misma capital e incendiarle la casa; 13? Para dar fondos a estas operaciones sobre el Paraguay y Banda Oriental quedarán a disposición de Buenos Aires los hom– bres y recursos contenidos desde el Cuzco hasta el Río de la Plata; 14? El ejército combinado recibirá sus incrementos de Lima y demás pobiaciones marítimas del Pacífico, de Quito, Santa Fe de Bogotá y Venezuela. Su fuerza podrá repartirse, calculando 1000 soldados por cada 100.000 habitantes, v. gr.: Chile, 8000 de 800.000 almas; Lima, 10.000 de un millón; Quito, 8000 de 800.000; Santa Fe, 15.000 de 1.500.000, y Venezuela, 6000 de 600.000, sin incluir a Maracaibo y Coro. Esto nos produce un ejército de 47.000 hombres para mantener el buen orden en las dilatadas e inabordables costas del Pacífico, para impedir y contener las ten– tativas de la Europa sobre las accesibles riberas del oceano Atlán– tico, dejando a Buenos Aires para su defensa, Alto Perú y parte del bajo y toda su valiente y experta población; 15? Se necesita de consiguiente un número considerable de fusiles para poder emprender la marcha sobre Quito y Santa Fe, y de todos modos debe hacerse empeño por llegar a esta última
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