La expedición libertadora

329 este motivo, salió del Cuzco el comandante González, con un ca– ñoncito y cincuenta hombres para contener. Veremos el resultado, pues por todas partes amenaza la insurrección, y sólo esperan al– gún apoyo en el invicto general San Martín. Salen de aquí ciento veinte hombres para Guamanga con el objeto de auxiliar al Cuzco si fuese necesario. Los recursos están aquí muy apurados; los comerciantes, que casi todos son chapetones, no quieren los más satisfacer fos cien– to cincuenta mil pesos que se les ha echado de contribución men– sual, por lo que se les exige con guardias y embargos. Ya van mi– rando sus desengaños estos alucinados, que no pensaban que los males y extorsiones que su gobierno hace a los americanos, habían de ser transcedentales a ellos mismos. El Perú entero está pere– ciendo y se concluye su existencia por consumación. Trata su vi– rrey de que se imponga un tributo general sobre todo viviente, sin exceptuar los viejos, niños ni esclavos, y lo que es más, hasta las mujeres. La fuerza de ocho mil hombres se compone de toda clase de gente, incluso milicias, reclutas y Concordia, que hoy se halla algo disciplinada. Toda la fuerza marítima está reunida en el Callao: dos son las fragatas de guerra de fuerza; los seis restantes son corbetas y ber– gantines. Agite usted la impresión de la manifestación de las causas de la revolución, que condujo el coronel Torres para dirigirlas al se– ñor Pueyrredón. Lima, 17 de Octubre de 1818. Mi apreciadísimo amigo: Desde entregada al amigo conductor la del 13, añado ésta para avisarle a usted las conmociones que empiezan a brillar en la in– tendencia de Huamanga, que aunque todavía no son de mucha consecuencia, pueden tomar bastante cuerpo y hacerse generales a todo el Perú, donde todos esperan a los héroes de Chile. La voz común es ya entre los indios y demás gentes de fuera, que vienen a redimirlos y que ellos quieren patria.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx