La expedición libertadora
338 La dirección a Intermedios de la fuerza de Chile es infinita. mente más ventajosa que si se hiciese a cualquiera de los puertos inmediatos al Callao: hay más seguridad en aquella parte, y nin– gún obstáculo para disponer de todas las provincias interiores, vencida· que sea la de Tupiza. La existencia de Lima y su felicidad la forman éstas. La opinión de alguna parte de sus gentes y la del gobierno se halla pendiente del bueno a mál éxito del ejército del Perú; si éste es vencido, Lima sucumbe precisamente en razón de quedar aislada su capital y sin más recursos que los que conser– ve en sí; y no es lo mismo atacar a una fuerza reunida considera– ble, como debemos pensar la tenga dentro de 120 días o antes, que hacerlo a pequeños trozos como se presentan en el Perú, a gran– des distancias, suponiendo t odo el mal imaginable, de que hicieran resistencia; pues están tan lejos de ésto, como ser desgraciada la expedición de Chile en Intermedios. La rendición de la capital de Lima es más fácil y segura por este orden, que atacándola directamente. Hay accidentes que uno no prevé, que frustran en el momento toda empresa. Si sucediese alguno allí al ejército de Chile, quedaba sin recurso absolutamen– te; cuando por el contrario nada casi influiría en Intermedios al– gún desastre, si desgraciadamente se experimentase. Estando no a mucha distancia nuestra fuerza, obrarán con más actividad los patriotas que hay en Lima y sería casi nula la fuerza que opusiese el general Pezuela. Las provincias de Trujillo y Lambayeque, úni– cas que entonces le quedaban, valen poco en sí y mucho menos que sus habitantes quieran sostener al virrey. La opinión de aque– llos es lo mismo que la nuestra, y desean su independencia con el mayor ardor. Bajo de este mismo aspecto se hallan igualmente las poblaciones de que dejo hecho referencia. El ejército de Chile no debe detenerse de ningún mbdo en los puntos inmediatos a la costa en donde desembarque; ha de pasar lo más posible a situarse en el Desaguadero u Oruro, desde donde está a la mira de las atenciones que ocurran y ent onces dispone– dor de las provincias y guarniciones de Cochabamba, La Paz, Pu– no, Arequipa, Cuzco y Huamanga. Con sólo el tránsito de él, desde la costa al Desaguadero le quedaran unidos los valles de Tacna, Sama, Locumba y Moquegua, y por supuesto los puertos de Iqu¡: que, Arica, Pacocha y también el de Moliendo: de suerte que en to– tos ellos podrá descuidarse con pequeñas guarniciones y tendrá disponible francamente esa parte de la costa para cuanto pueda ofrecerse.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx