La expedición libertadora

350 por la guerra a los porteños por el mismo motivo de ahora de ser guerra por Ja religión y el que después adujo cánones de con– cilios para probar que sus tropas y oficialidad no estaban obligados al juramento hecho en Salta porque no hay obligación de cumplir– lo a los insurgentes. Concluyó pues su discurso diciendo que Je pa. recía io más sencillo y fácil sacar en tres días un millón de pesos nombrando cincuenta personas que contribuyesen con diez mil pe– sos y cien personas que contribuyesen con cinco mil p·zsos y que para hacer verificable ésto y vencer los obstáculos y dificultades que siempre pres~nta el egoísmo o las malas ideas, debía S. E. ha– cer uso de toda su autoridad y fuerza. Un golpe de cafión inespe– rado no habría hecho más efecto en los concurrentes que el tal proyecto. El arzobispo se despidió inmediatamente que concluyó su oración, diciendo que é l vendería sus coches y mulas para dar diez mil pesos y que no dudaba que el señor virrey contribuiría con igual cantidad. Este dijo entonces que aunque no tenía dinero a l– guno entregaría su plata labrada y hasta sus candeleros. Dijo tam– bién que conforme lo había propuesto S. E. l. se nombraría una comisión secreta que no había de saberse ni de qué personas se componía. ni cuándo ni en qué lugar se. reunían para nombrar las personas contribuyentes. No hubo alma que chis tase en la tal jun– ta, y sólo murmullando al paño dijeron algunos que no había de hacer más San Martín si vini:se. Esta propuesta del arzobispo se cree que la hiciese ya acordada de antemano con el virrey. El autor del proyecto se dice públicamente es el nunca bien ponderado Caspe. Inrr.ediatamente se nombró también una comisión para que buscase y propusiese las hipotecas convenientes para este présta– mo forzoso y su interés. Los comisionados que han sido el alcalde Blanco Anona, el prior Gorbea, Rico, Izcue, Alvarez, Villa r y el pro– curador general se h an reunido hoy y propuesto los restos de tem– poralidades incluso la casa de ia oficina, dos mil pesos de la cofra– día de la Virgen, una casa de la del Rosario, las fincas de J erusalén, Ja casa del fiscal de minería, y qué sé yo que más, que dicen puede llegar o pasar de dos millones de pesos. Entretanto todos tiemblan, temiendo les caiga encima la lotería, aunque nadie cree pueda veri– ficarse el tal proyecto porque seguramente no hay en el día ciento cincuenta personas que tengan 50 o 100.000 pesos en arcas, pero 30 de los otros señalados a quienes se supone de gran caudal no ten– drán mil pesos efectivos. Se me olvidaba prevenir que el consula– do, luego que oyó la propuesta del arzobispo, retiró su oferta de las mesadas respecto a que como pudientes debían ser incluidos en ella.

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