La expedición libertadora

351 La prisa con que me ejecutan para que despache el portador, no me permite extenderme en mil pormenores curiosos instructi– vos, y hace cada vez más ininteligible la letra. Se pregunta: ¿si al cabo de todo permitirá el virrey el comer· cio libre? Unos pretenden que no. fundándose en el miedo que tie– ne a los comerciantes de acá y más a los de allá y dan también co– mo prueba de ésto el sumo descontento que manifiestan todos los ing. del virrey, incluso Cherit, quien dice se queja de haberlo com– prometido con la corte, habiéndole hecho escribir a Londres fiado en sus ofertas que iba a abrirse este puerto. Otros pretenden que todo ésto es juego de fulleros, y que el virrey cuando menos se piense saldrá declarándolo; que por eso se incomodó tanto cuando los comerciantes trataban de amarrarlo sobre este punto que Rico le dijo que como diese S. E. su palabra de no permitir el comercio el consulado le daría cuanto dinero necesitase y que la contestación del virrey fué que él no necesitaba de adve1·tencias y que haría lo que más le conviniese; que Gorbea en una de las juntas deseando cargar sobre Abadía se levantó con gran arrogancia a preguntar quién había traído estos buques con tales cargamentos al Callac y a la segunda vez que lo repitió, como nadie le contestase, saltó el virrey y con el mayor entonamiento y firmeza le contestó que los ha– bía traído la política; y que subsistiendo las mismas circunstancias y los mismos motivos, continuarán viniendo los extranjeros bien sea por una declaración pública y legal, o por una tolerancia y di. simulo como el que se ha practicado con tantos como han venido <le un año acá y que sin pagar un medio de derechos han descarga– do todos sus efectos y embarcado todos los caudales que han que– rido y por último lo que no habían podido vender de contrabando se les permitió ahora hacerlo públicamente; con que ello dirá: me apuran, me apuran para que despache. Hoy ha llegado expreso por Valles, con noticias de España, de las que hasta ahora sólo he oído la mutación de los cuatro ministe– rios y que el infante don Carlos venía con la expedición a Buenos Aires. Quedamos con gran cuidado por la llegada del bergantín Trini. dad que conduce a los paisanos confinados, primero a Talcahuano a disposición de Sánchez si allí estuviese, más algunos temen algu– n~ ot~a su~erchería o jugarreta. Portales caminará dentro de pocos d1as s1 el virrey le cumple lo que le ha ofrecido.

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