La expedición libertadora
372 dar al virrey en la guerra cuanto les sea posible; pero ya hay mu– chísimos de ellos que aborrecen de muerte al virrey, y eran capa– ces de entrar en una conspiración contra él, bien que nada favo– rable a los americanos. Hay muchos que dicen que el virrey está de acuerdo con San Martín para entregar el reino. En estos días lo han tratado de cobarde por las contestaciones que ha dado al lord Cochrane en la gaceta que se acompaña. Para una conspira– ción de godos contra el virrey son muy aparentes los siguientes: don Pedro Abadia, don José Arismendi y don Gaspar Rico, - a éstos se les debe escribir cartas para comprometerlos. La opinión de los patriotas de Lima es favorable a la independencia, pero es de advertir que hay patriotas de la clase alta, media y baja. Los de la clase alta, aunque deseen la independencia, no darán sin em– bargo ni un paso ni un peso para lograrla o secundarla: pues co– mo tienen a sus padres empleados, o son mayorazgos o hacenda– dos, etc.. no se afanan mucho por mudar de existencia política, respecto a que viven con desahogo bajo el actual gobierno. Los de la clase media que son muchos, no harán tampoco nada acti– vamente hasta que no vengan los libertadores y les pongan las ar– mas en la mano, su patriotismo sólo sirve para regar noticias, copiar papeles de los independientes, formar proclamas, etc., le– vantar muchas mentiras que incomodan al gobierno; y nada más. Los de la clase baja que comprende este pueblo, para nada sirve, ni son capaces de ninguna revolución. En una palabra: ni hay que esperar ningún movimiento que favorezca los del ejército protector, de esta capital; pues en ella reina una indolencia, una miseria, una flojedad, una insubstancialidad, una falta absoluta de heroísmo, de virtudes republicanas tan general, que nadie re– sollará aunque vean subir al cadalso un centenar o dos de pa– triotas. El clima tan débil y afeminado creo que contribuye a este fenómeno; pues aun las personas de otros países distantes que han venido con energía, se hallan sin ella al cabo de algunos años que viven aquí. Con esta indiferencia y pasibiliqad es que cuenta Pezuela para decir y suponer en las gacetas todo lo que dice en orden a la tranquilidad y contento que supone reina en todos es– tos habitantes, porque sabe que nadie le ha de resollar. Sólo los chapetones, que están muy mal con el virrey (suponiendo alguno que está de acuerdo con San Martín) pudieran hacer una cons– piración contra él; pero sería esta quizá infructuosa para nuestra independencia, sino viniese el ejército libertador. Todas cuantas conspiraciones se han hecho aquí en distintas épocas, que ya han sido 5 o 6 prueban la absoluta impotencia de los limeños para el
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