La expedición libertadora

378 2.500 hasta completar el millón. Pezuela dijo que no era bastante: que necesitaba tres o cuatro millones pero que él se encargaba de la colectación de este millón, para lo que se reservaba nombrar cuatro sujetos que hiciesen las clasificaciones, y que inmediata– mente les sacaría a bayonetazos la plata sin admitir excusa algu– na. Pasó a los comerciantes y les dijo que admitía la propuesta que le habían hecho de continuar la cuota mensual para impedir el comercio con los ingleses: ésta asciende a 117.000 pesos al mes. Se exigió el mismo día al gremio de panaderos 50.000 pesos de con– tribución. Queda pendiente la contribución de 20 p.% sobre las fincas, tierras y demás propiedades, entendiéndose esto, además de las pensiones con que están gravadas al presente. Igualmente queda sin resolver el proyecto de despojar los templos de plata labrada y alhajas (esto quieren hacer los católicos) y lo mismo todos los particulares, y las alhajas de brillantes, perlas, oro, etcétera de las mujeres. Quedan del mismo modo otros proyectos de don Gaspar Rico, Abadía y otros españoles: tales el beneficiar títulos de Cas– tilla, cruces, toda clase de honores, y otras paparruchas propias de estos malvados para engañar a los estúpidos realistas. Entretanto los mandarines españoles se van apropiando to– das las rentas del Estado, de las enormes sumas de las forzadas contribuciones, y las van remitiendo a Inglaterra para tener allí a su disposición estos tesoros que por amor a Fernando y a la religión de Cristo han arrancado a Jos americanos leales, reatistas, cristianos, y a los que la desgracia de hallarse en cautiverio les obliga a sufrir tantas violencias. Estos españoles que no respetan la ley de Dios: que desconocen los derechos del hombre en socie– dad: que atacan las propiedades: son los mismos que se atreven a calumniar de irreligiosos a los americanos independientes. Gazeta de Buenos Aires, del miércoles 31 de marzo de 1819, número 116, pág. 509-511

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