La expedición libertadora
385 más destino que el servicio de la ciudad. Vista, pues, la fuerza nu– meraria con que cuenta el virrey para sostenerse en un caso de invasión, es preciso examinar si podrá producir el efecto para que está destinada, y si para destruirla será necesario otra igual Juzgando seriamente sobre ésto y según los datos que tenemos de que ahí se preparaba una división de 6000 hombres para es'te punto, concibo que con 4000 sería bastante, atendiendo a lo si– guiente que tiené ya acreditada la experiencia. Supongamos que este número de tropas saliese de ese reino, y que tocando en Pisco parte de ellas deshiciese a los 700 milicianos que tiené aqmtonados allí · el mariscal González, y que al mismo 'tiempo que 1~. escuadra que bloquease el Callao, amagase con parte de su tripulación hacer un desembarco por las caletas de la Chira; y del Ancón se dirigiese otra división considerable sobre Supe y batiere a los 500 burgaleses que existen ahí, a las órdenes del teniente coronei Otermín; entonces resultaría que el virrey ten– dría que mandar cuando menos 1000 hombres sobre Pisco para reparar aquel descalabro, y otros tantos sobre Supe. Parece impo– sible que pudiese remitir más, porque 'la defensa del Callao ocupa una división de 2000 hombres, y nunca se atreverá a sacar de ahi ni uno solo. Cuando la escuadra de ese reino bloqueaba este puer– to a principios de es'te mes, no habría aquí más que 1500 hombres, porque los demás exis.tían en aquel punto, y la Concordia hacía todas. las fatigas como se podrá ver. 2ntonces aconteció que dos lanchas procedentes de Pisco se dirigían a fuerza de remo a'! Ca– llao por la mar brava y avistadas que fueron por los bloqueadores, despacharon otras en su alcance. El brigadier Salazar sabedor de que aque'llos botes amenazaban aproximarse a las costas del Cho– rrillo, dió parte inmediatamente al virrey de que se iba a hacer de– sembarco en la costa. Luego que éste recibió la noticia mandó po– ner en camino al primer batallón del Infante, al de Numancia y una pequeña división de caballería, y se dirigía a la frente de ellos ·en auxi'lio de aquel punto; pero llegando a la portada recibió otras noticias en que se le decía que dos botes de la escuadra per– seguían a otros dos nuestros y que manifestaban en sus movi– mientos no llevar niás objeto que apresarlos. Si este pequeño caso alarmó ar virrey hasta el extremo dé ponerse en camino con 1500 hombres, para batir a los pocos marineros o tropas que pueden conducirse en dos buques. ¡Qué sería si 18 o 20 con unos pequeños cañones se acercasen por allí, al mismo tiempo
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