La expedición libertadora
386 que las tropas regladas operasen por otro punto! Aunque la pri· mera operación que debe ejecutarse es batir al general González, soy de opinión que las tropas que ejecuten este paso, se trans– planten a la costa del norte, luego que tenga noticia de que los de aquí se aproximan por allí, porque a más de ser sumamente interesantes en este último punto, compondrán un grueso muy considerable al que no se podrá oponer resistencia por lo dividi– das que se hallarán las fuerzas de aquí, y porque en este último punto tienen la ventaja de contar con la conocida adhesión de los pueblos, con su mayor riqueza y con la mayor facilidad de pro– porcionarse todos los granos y cabalgaduras que necesitasen. Ha– llándose Santa Fe en poder de Bolívar y estando casi todos los pueblos a su favor es muy probable que triunfe de Morillo, en cuyo caso debemos suponer que vengan sus fuerzas sobre Quito, y como sólo pueden detenerlas los obstáculos que ofrece el paso de Juan Ambú inmediato a la provincia de Pasto, y los auxilios que remita el gobernador de Guayaquil al presidente de Quito. e~ sumamente interesante la existencia de las tropas de Chile en la costa del norte, porque al paso que se apoderen de todos los con– siderables pertrechos que hay acopiados allí, pueden levantar mu– chas fuerzas, llamar toda la atención del gobernador de Guayaquil y al mismo tiempo que priven al presidente de los de recurso, facilí'tar a Bolívar la toma de esta ciudad, Cuenca, y aun del mis mo Guayaquil, si se atiende a lo siguiente: Esta plaza tiene 800 milicianos de guarnición distribuídos en varios puntos, y que pue– den subdividirse en otros muchos según las circunstancias y aten– ciones que ocurran como sucede frecuentemnete en los casos de invasión y como lo acredita lo que llevamos expuesto. Bolívar si triunfa de Morillo según lo aguardamos por momentos, viene in– mediatamente sobre Popayán, y sólo puede detenerlo el impedi– mento expresado; por consiguiente, se debilita mucho éste si una fuerza extraña paraliza los movimientos del gobernador de Gua– yaquil; entonces no es fácil que lleguen las fuerzas hasta Cuenca, en donde por su inmediación a aquel punto es necesario que Gua– yaquil sufra alguna pérdida en sus tropas, y que se disminuya st1 número. Llamada, pues, la atención por aquel lado, y por éste con la insurrección de las provincias del norte no tiene por cfonde ser auxiliado; sólo resta que dos o tres buques de guerra blo– queen sus puertos y amaguen desembarcar en ellos para debilita1 más y más. Ultimamente diré a usted que es moralmente imposi-
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