La expedición libertadora
391 pues las milicias de aquel distrito son muy escasas. En Pisco y Chincha, sólo sé que hay aun milicias del mismo territorio, pues no se teme tanto la invasión enemiga por aquel punto como por abajo, y además, si hubieran de guarnecerse todos los puntos que pueden ser atacados, se quedaría esta ciudad sin un soldado, aunque su guarnición fuera doble que la actual. La falta de aumento de ésta, debe atribuirse a la crecida baja de enfermos. y a la deserción que no ha podido contenerse ni con los castigos de varios que se han pasado por las armas; además, no vemos en el gobierno aque– lla actividad, eficacia y exigencia que el año pasado para traer reclutas, lo que atribuímos a la escasez de medios para mantener– ios, habiéndosele aumentado tanto los gastos con los de la marina, que en el día cree de atención más urgente. Los que hemos sido testigos de las ocurrencias de esta capital con la venida de Cochrane en febrero, podemos asegurar que así por la exaltación que causó en los patriotas y por el calor en que puso aun a los más tibios con su aparición, y desparramos de pa· peles y proclamas, y el miedo y conturbación que se apoderó del gobierno y sus parciales, hubiera bastado un desembarco de cua– tro mil patriotas para acabar con todas las fuerzas de ellos, y ocu– par a Lima. No pueden pintarse los cuidados que tuvieron, cuan– do Cochrane desembarcó esos cuatro gatos en Huacho, púes, te– miendo que proclamase la libertad de los negros y la del tributo·de los indios, creyeron que esos pocos bastarían con estos medios pa· ra disolver toda la fuerza del gobierno, y trastornar al Pení. Y ver– daderamente no habría sido injusta esta recíproca, a lo que por tantos modos han tratado de convertir contra los chilenos a los bárbaros indios, y además este medio que parece crnel e impolítico, nos traería el gran bien de la extinción de la servidumbre, que si no se hace y logra en esta gran compulsión y crisis, que es cuando se hacen las grandes cosas, después sería muy difícil. Lo que decimos de la facilidad con que un corto ejército de patriotas, que hubiesen desembarcado en la venida pasada de lord Cochrane, hubiera tenido para acabar con las fuerzas de este go– bierno y tomar a Lima, debe también entenderse que sucedería al presente. En la venida pasada tocó el virrey una alarma, y no alcanzó a juntar tres mil hombres. En la presente se ha puesto en el Ca– llao, como tres mil en guarnición de castillos, baterías, lanchas y buques, como se verá por Ja lectura de las gacetas de estos días, y que al mismo tiempo mandó piquetes de refuerzo de todas ar·
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx