La expedición libertadora
414 la costa mas allá infinitamente de lo que podría esperarse; todo lo que se ha probado en el punto anterior, y se patentisa en los partes de dicho señor. A más si de esta ·capital se ha escrito mu– cho sobre esto, y todos lo hubieran verificado, si hubiera habido o hubiera conducto seguro y franco; si de todos hay una experien– cia que son lo mismo que los de la costa, como también queda probado; si para que venga Ja expedición, se ha pedido, se ha ro– gado, se ha suplicado; si se empeñan todos en esto; si no se ignora con todo junto que no hay un solo hombre casi que no lo apetez– ca, que no Jo desee y están como locos porque no viene; si esto y más se ha confesado en los papeles privados y públicos de allá; si con tanto no puede quedar la más pequeña duda de que será bien recibida, cuidada, protegida y auxiliada en cuanto se le ofrez– ca; ¿cómo es que no viene esta tan deseada expedición como pro– metida? Y cuando no sea posible remitirla toda junta; ¿por qué no se manda siquiera dos, tres o cuatro mil soldados, Ja Escuadra para que bloquee, y cuatro o seis mil fusiles, para respaldo de todos, para auxilio de desertores, amparo de tantos pasados; para comenzar la guerra, hacer seis u ocho mil reclutas, que es tan fá– cil en uno o dos mil; y por último para llamarle la atención a este Virrey por una de estas partes, agotarle sus entradas, (porque donde se situase y todo lo interior, ya no le tributaban tanto de víveres como de numerario) hacerle inmensos gastos, patrocinar un levantamiento, que entonces pudiera haber; y lo que es mas que ya se imposibilitaba este Gobierno de dar auxilios para parte al– guna, por estar él para auxiliado; y sobre todo exponer con dicha tropa a la vista a que esto sucumbiese por un desplome universal. Si con dicho número siquiera se puede hacer un infinito, esto es acabar con los soldados que hay situados en Ja costa; hacerse de mil o dos mil caballos, de otros tantos negros, que son para mi los mejores y que se hallan en el día tan fácilmente, con lo que se cortaba al Virrey sus planes, que son Jos de entretener mien– tras le llega el auxilio que ha pedido a la Península, que es com– puesta de tres o cuatro navíos, y diez o doce mil fusiles; y mien– tras que esto aquí no llegue, no se expedicione allá, y solo se amague únicamente para entretener así a Buenos Aires; ( 12J ¿có– mo es que mirando todo esto no se hace volar, si es posible cuan- (12) Se ha acordado por junta de guerra que se ha hecho, que se ponga doce mil hombres sobre las armas; sin perjuicio de esperar do~e mil fusiles largos de España en los navíos: mandaron en la fragata de guerra Macedonia y bergantín con el mismo negocio dinero bastante a Panamá para conseguirlos habiendo .escrito desde antes; los esperan deu– tro de un mes o dos meses, siendo evidente que si aquí no hay más tropa es solo por esta falta.
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