La expedición libertadora
420 a Chile; mientras que España amaga únicamente para entretener; a mas ceba a los montoneros o Artigas o algún otro que después saldrá, dejando correr el tiempo; ¿y es posible que viéndose to– do, estos Gobiernos de topos que son los Españoles con sus bru– tales ideas, sorprendan a dos Naciones de talentos, permitiendo entretenimientos con que realizen sus planes? ¿A dónde estamos? ¿Cómo tanta inacción? ¿Cómo no decidirse en el mismo momen. to? Si por otro lado se vé que ahora es tiempo, no sea que Ja Es– paña levante aquí hasta doce mil hombres de guerra con Jos fu. siles que esperan; y esto críe de día en día mas fuerza como se ha resuelto. (17) Si a mas, se miran tantos riesgos y tan eminentes que amagan de día en día a aquellos Estados hasta una ruina to– tal, si esto existe por el Rey; ¿qué se aguarda, qué se espera por qué no se determina el rendir esto? ¿Si la misma razón la misma justicia, todo convence todo manda grita y pregona la necesidad que hay de que se halle el Perú por nosotros, qué se hace que no se sacan tropas de ámbos Estados o de uno solo para remitirlas? y si con estas saca, que es de primera necesidad, se repara que puede haber allí falta, ¿por qué no se reemplazan incontinenti o después con reclutas como se quiere hacer hoy aquí y se hará pa– ra defenderse? Con que si todo esto, vuelvo a decir convence y hace decidir, como por fuerza, a remitir la expedición o tres o cuatro mil hombres al ménos, no hay que pensar cosa alguna sino disponerlo, decidirlos que se embarquen y que vengan para que esto así se enmiende. Aun hay todavía mas. No debe haber la mas pequeña duda que, mientras mas se demore el poner de parte nuestra al Perú, mas expuesto se halla a sucumbir de una vez, Buenos Ayres y Chile, aunque no se quisiera confesar por cálcu– los equivocados pues no solo es así por ser atacados del enemigo comun, sino también por los mismos nuestros. Esto se convence a la mayor evídencia, echando una sola ojeada, sobre el cuidado que nos ha dado y nos da la España con su expedicion, y la in~ quietud en que nos ha puesto Sanchez, San Luis, Artigas &. (17) No es un dolor el ver que este gobierno ha mandado en la Mace– donia para Panamá, dinero para 12,000 fusiles que tienen ya contratados, por si no vengan los de Espaíia; que sabemos que estos ya han de salir y llegar, Y no haya como avisar a la Escuadra para que mandase una división corta y ligera (que no puede hacerle íalta) para tomarlos, o diese otras providencias que embarazasen su introducción. ¿No dá ira que habiendo tanta facilidad no se pueda hacer esto y mucho que se ha perdido y se va a perder por no haber recursos para ello? ¿Qué no tenga espías, ni ménos dinero una nación que principia, que pelea, y que tiene tanto riesgo? yo no lo entiendo ni nadie es capaz de entenderlo: es un problema que todos dicen que no lo entienden, bien se puede salir bien así; pero se hace.
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