La expedición libertadora
427 cinarnos. Nada es mas claro que la necesidad que hay de esto so– bre riesgos de allá, que deben ser muy pocos, con el número pe– queño para dos grandes Estados. Sin conquistar al Perú en el momento, es todo infaliblemente perdido; por conseguirlo deben de exponerse algo esos dos Estados; pues no consiguiéndolo, no solo se exponen los dos, sino que se pierden los tres. Aun cuando no hubiera mas de una duda remota, entre uno y otro accidente, parece debía elegirse la expedición al Perú: con que siendo la rui– na inminente si no se manda, y la felicidad segura si se dispone, no hay mas remedio que expedición o lo dicho; sin pensar en o– tra cosa, sino vendados los ojos mandarla, o de no el pequeño número. Tan cierto es que esta corta cantidad de tropa sola ha de conquistar el Perú, como que si demora su remisión pronta– mente, está expuesto Lima a que jamás se conquiste. Nada debe contener la remisión, mi General, que es cuanto se puede decir, porque será un dolor no pueda venir nuestro adorado Sr. San Martín, pero cualquiera que se parezca en algo a este Señor, ja~ más imitable, será bueno; tales son las circunstancias del tiempo, por lo que se teme, y por la disposición en que se mira todo esto, de desplomarse a penas se mire un regular número en expedición; ahora es tiempo. Aquí no hay mayor fuerza, todos están desespe– rados porque se remita: mañana puede venir y aunque venga, puede dudarse su consecución feliz, por ver como se puede poner esto de fuerza. ¡Alarma pues! todos la esperamos en todo el mes de Febrero, y yo que quisiera ser águila para volar; un Temísto– cles para probarlo y un Leonidas para hacer ver la pasión que tengo a mi patria; y el deseo que me asiste por pelear y contri– buir a que sea libre. Quisiera también ser mucho, y que se me' considerase, para así solamente feriarme a ponerme al frente de nuestras líneas, que espero pronto mirarlas, pero que sin embar– go, si llegan he de tener el consuelo de verlas introducirse en la capital pasados muy pocos días, o de no aquí está pronto mi cue– llo para que sea dividido. Parece he probado molestamente este capítulo: vamos a ver el postrero y último. Punto último. Habiendo probado con toda evidencia la necesidad absoluta que hay de que se remitan en el mismo día de cualquiera de las dos maneras la expedición; que estas serán aquí bien recibídas de todos; pues lo han deseado y desean para hacerse libres; no ha– biéndolo conseguido por si, por no tener armas ni respaldo, que al tenerlas ya lo hubieran, tiempo ha, ejecutado; habiéndose del
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx