La expedición libertadora
477 que las ha dado? digo: la una era para Don Hipólito Unanue, Mé– dico en esta Ciudad y la otra para Don Gaspar Rico, que no pue– de entregarlas por que mostrándolas a Don Felipe Antonio Alva– rado Subde:egado de Guaraz, al cabo de algunos meses le digo el Sub-delegado que en aquellos días venía a Lima un Don José Chico vecino de Guaraz por quien podía embiarlas y el declaran– te se las dió a Don Fulano Acosta dependiente del Subdelegado para que se las diese a Chico. Preguntado: si sabe que Unanue y Rico hayan contestado a las cartas de que se habla, y por que conducte? digo: que lo ig– nora pues nunca habló con Chico; pero que le conoce de vista. Preguntado: Si sabe que Paredes haya entregado alguna car– ta y a quien? digo: que Paredes no entregó por si ninguna carta y que para todo se valía de Riva Aguero. Preguntado: qui,en de los dos Recibió las cartas que trajeron de Chile y las Instrucciones, esto es si las recibió el que declara o Paredes, y quien se las dió en ChiJ.e? digo que las cartas, ins– trucciones y papeles impresos los recibieron en hérza cuando des– embarcaron en Lancon. Preguntado: si trajeron en sus personas las cartas, Instruc– ciones y papeles impresos cuando se internaron? digo: que todo quedó enterrado en la Playa y que tampoco podían traerlos por que los impresos ocupaban un cajón que tendría tres cuartas de largo y una de alto, y una tercia de ancho. Preguntado: que hicieron después que saltaron en tierra, a donde se dirigieron, qui•enes venían, a quien se descubrieron y que día entraron en Lima? digo: que inmediatamente se dirigieron a pie para Lima solos Paredes y el que declara, que en el camino de Lancon encontraron cerca de la Playa dos soldados de caba– llería a quienes hicieron creer que venían de Chancay y los ha– bían robado los caballos en el camino, que los condujeron los soldados a Ancas hasta copacabana en donde se apearon y grati– ficaron a los Soldados, y sigui•eron a pie hasta el Tambo que está enfrente de la Hacienda de Candivilla: allí alquilaron dos caballos al caporal de la Hacienda y en ellos vinieron hasta la Calle de Ma– lambo de Lima, a donde llegaron a las siete de la noche del mismo día que habían saltado en tierra. Preguntado: En donde durmieron aquella noche, que perso– nas vieron y de que hablaron con éllas? Digo: que en un Tambo de la Calle de Malambo escribió Paredes un papel para su Madre,
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