La expedición libertadora

508 serán arrojados de Lima los tiranos, y el resultado de la victoria hará que la capital del Perú vea por la primera vez reunidos sus hijos eligiendo libremente su gobierno y apareciendo a la faz del globo entre el rango de las naciones. La unión de los tres Estados independientes acabará de inspirar a la España el sentimiento de. su impotencia y a los demás poderes el de la estimación y del res– peto. Afianzados los primeros pasos de vuestra existencia políti– ca, un congreso central compuesto de los representantes de los tres Estados dará a su respectiva organización una nueva estabili– dad; y la constitución de cada uno así como su alianza y fede– ración perpetua se establecerán en medio de las luces, de Ja con– cordia y de Ja esperanza universal. Los anales dei mundo no re– cuerdan revolución más santa en su fin, más necesaria a los hom– bres, ni más augusta por Ja reunión de tantas voluntades y brazos. Lancémonos, pues, confiados sobre el destino, que el cielo nos ha preparado a todos. Bajo el imperio de nuevas leyes y de pode– res nuevos la misma actividad de la revolución se convertirá en el más saluble empeño para emprender todo género de trabajos que mantienen y multiplican las creaciones y beneficios de Ja existencia social. A los prirr.eros días de ia paz y del orden, esos mismos es– combros que ha sembrado la gran convulsión política de este con– tinente, serán como las lavas de volcanes que, se convierten en principios de fecundidad ele los mismos campos que han asolado. Así vuestras campañas se cubrirán de todas las riquezas de la na– turaleza, las ciudades multiplicadas se decorarán con el esplendor de las ciencias, y la magnificencia de las artes; y el comercio ex– tenderá libremente su movimiento en ese inmenso espacio que nos ha señalado Ja naturaleza. Americanos: el ejército victorioso de un tirano insolente di– funde el terror sobre los pueblos sometidos a su triunfo: pero las legiones que tengo el honor de mandar, forzadas a hacer la guerra a los tiranos que combaten, no pueden prometer sino amis– tad y protección a los hermanos que la victoria ha de liberar de la tiranía. Yo os empeiio mi más sagrado honor en que esta pro– mesa será cumplida infaltablemente. Os he significado mis debe– res y designios, vuestra conducta nos dirá si vosotros sabéis lle– nar Jos vuestros, y merecer el ilustre nombre de verdaderos hi– jos de este suelo. Españoles europeos : mi anuncio tampoco es el de vuestra rui– na. Yo no voy a en trar en este territorio para destruir, el objeto de la guerra es el conservar y facilitar el aumento de la fortuna de todo hombre pacífico y honrado. Vuestra suerte feliz está li– gada a la prosperidad e independencia de la América: vuestra des-

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