La expedición libertadora

69 Entretanto habiendo acrecido las atenciones de este Gobierno de un modo extraordinario, sin que le fuese dado dejar de acu– dir a ellas, por su gravedad y consecuencia, y en la angustia de la escasez de dinero en que se halla el erario de esta capital por fal– ta de ingresos en las tesorerías de su administración, no ha podido dispensarme a no aventurar objetos de muy seria y perjudicial transcendencia, de insumir en ellas las únicas cantidades que ha– bía colectado, con preferente aplicación a las urgencias del ejér– cito del mando de V. E . Estas y las anteriores. causas parecen que a toda luz deben per– suadir a V. E . del conflicto a que me reducen las actuales circuns– tancias del país, e igualmente que si el resultado de mis combina– ciones no ha correspondido en la práctica, hay un fundado mo– tivo para suspender todo cálculo que se apoye en la existencia de los expresados fondos, en su virtud, he resuelto prevenir a V. E. en precaución de todo comprometimiento que perjudique el cré– dito de este Gobierno, y nos exponga a tocar otros extremos aun de mayor consideración, que absolutamente omita el giro de le– tras contra esta tesorería, tanto más expuesto hoy mismo a una pérdida dolorosa e irreparable, que a pesar de las medidas adopta– das, no ha podido embarazar el Gobierno el monopolio que han establecido los comerciantes ingleses para aprovecharse de la an– siedad de los prestamistas a cubrir el desembolso de sus principa– les, en el día tan interesantes en sus manos, sujetándose por ésto en los principios para reducir a dinero sus documentos de pago a la pérdida de un diez por ciento. que hoy han elevado aquellos indíviduos hasta un veinte, en cuyo favor hace tiempo refluyen los provechos de la industria nacional, causando por este motivo la estagnación de numerario que increíblemente ha decrecido en las arcas del Estado. Repose V. E . en la esperanza que por cuantos medios me sean posibles, íntimamente persuadido de cuanto es importante la rea– lización de las empresas que sabiamente medita, continuaré en la remesa de todo género de artículos y dinero, que me proporcionen los desahogos y la estricta economía que estableceré a este fin. Dios guarde a V. E. muchos años. Buenos Aires, 21 de agosto de 1818. J. M. de Pueyrredón.- Esteban Agustín Gascón.

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