La expedición libertadora
84 por momentos a destruir el poco crédito que restaba. Se consiguió con este esfuerzo su restablecimiento, pero empeñado siempre el gobierno en empresas necesarias para afirmar la libertad del país, empezó a contraer nuevas deudas, tanto o más ejecutivas que las que acababa de satisfacer. Aún hubiéramos podido desembarazar– nos de estos aprietos marchando las cosas en un orden regular; para cuando el ejército del mando de usted ha causado gastos, que nos han puesto en compromisos temibles; cuando la irrupción de los anarquistas de Santa Fe ha exigido impenderse las cuantiosas y extraordinarias erogaciones de Ja penosa marcha del ejército del Perú hasta esta jurisdicción, su sostén en campaña y el de la ex– pedición que salió de esta capital: y por último cuando todas estas causas concurren eficazmente a la más completa estagnación del comercio, y tienen a Buenos Aires reducido a la ciudad sola, son . vanos los mejores deseos. Los que a mi me animan respecto al pago de las libranzas que usted ha girado sobre esta tesorería, y muy especialmente de la que usted me recomienda a favor de don Francisco Calderón de la Barca, pór su apreciable de 15 de marzo próximo pasado, ni pueden ser más vivos, ni acaso más desgracia– dos. No por esto creo que el honor del gobierno permita jamás adoptarse la medida que usted me propone que se le devuelva. A los interesados se les va pagando por el orden de fechas, y con to– da la religiosidad que permite la apurada situación en que usted sabe nos hallamos: es preciso pues que ellos guarden alguna con– sideración al gobierno, que poseído de la mejor buena fe sólo puede diferirles por algún tiempo sus pagos a causa de los males extraordinarios que hoy le afligen, y no pudo precaver. Yo tendré la mayor satisfacción en que redoblando mis esfuerzos, como se lo ofrezco, consiga alguna más exactitud, con que acallar las quejas de los acreedores, como igualmente que usted ocupe con toda confianza en cuanto pueda serle útil a su afectísimo paisano y se– guro servidor que besa sus manos. Esteban Agustín Gascón. (341) Excelentísimo señor General en Jefe del Ejército de los Andes. Con vista del oficio de V. E. de 11 del próximo pasado, con– sultando el temperamento que debe adoptar para el cobro de los
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