La expedición libertadora

3 pués de mi salida del Río de 1a Plata, por cuya demora que cau– saba graves perjuicios protesté al gobierno en tres diferentes oca– siones. 6 .-Hasta el 15 de marzo de 1818 no recibí las letr~s impor– tantes, 95,000 pesos que se giraron a mi favor por los SS, Dickson Me. Neil y Cía . Con estos fondos pude concluir y pagar lo que aun restaba de la construcción, el armamento completo, el alistamien– to y enganche de 500 hombres con la .oficialidad correspondiente, sus sueldos y seis meses de víveres . 7 .-Era necesario adquirir patentes neutrales para los bu– ques, no siendo posible que navegasen con las que había sido ha– bilitado por el gobierno para armar corsarios sin violar -las leyes del país, y desatender la expresa intimación de aquel Ministro "de abstenerme de dar ninguna clase de patentes a súbditos de aque– llos estados". Para neutralizarlos era indispensable que la propie– dad apareciese de igual naturaleza. Para ello fue preciso habilitar a los capitanes con documentos con los que se presentasen como únicos dueños y propietarios, reservándome el derecho de recla– mar de ellos 120 y 130 mil pesos, en que se hipotecaron ambas corbetas, para el tiempo de su arribo a Buenos Aires o Valparaíso. Cuando se solicitó del colector de la Aduana de Nueva York las patentes de navegación, exigió él una fianza bajo garantía de 210 mil pesos por las fragatas Horado y Curado, y 60 mil por la ofi– cialidad y tripulación para preservar la neutralida·d del país. Es b ien claro que no pudiendo pr estarse por los capitanes tales fian– zas, era preciso ocurr ir a los comerciantes allí, y esto no pudo con– seguirse a costa de pequeños sacrificios, como así lo comprueba la cuenta de un Mr. Weston, que corre en el expediente de la co– misión. 8 .-Estando pues los buques listos para partir a su destino con el eqmpo y tripulación correspondiente, se presentaron ante el Juez de la Suprema Corte de la Justicia, el Cónsul General, Mr. 5touton, padre e hijo, el uno como oficial público del Rey de Es– paña, y el otro como ciudadano de los Estados Unidos, jurando ambos tener que hacer varios cargos de infracción de la neutra– lidad, de algunos artículos de tratados con el Rey de España, y de manifiesta violación de las leyes generales de aquel país; de sus resultas pedían, que cuanto antes se me pusiese preso según ley, juntamente a los capitanes de los buques, quedando estos embargados hasta la resolución final de su demanda. Todo lo que se consiguió, como se pedía y para mayor satisfacción del Cón– sul, se encargó a su hijo la ejecución de tal prisión.

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