La expedición libertadora

31 que la de mister Ellice, resolví entrar con ella y celebré el pri– mer contrato por el Cumberland garantizando por mi parte, el cum– plimiento de dicho contrato por el gobierno de Chile, pasando a manos de dicha casa mis fondos, sin dar a entender que no me quedaban más, como luego de cumplido o al menos ratificado este contrato por el gobierno, debía volver a mi poder dichos fon– dos, como lo expresa dicho contrato, no me fué difícil negociar con mister M. Neile, quien estaba sumamente p rsuadido que de ningún modo fallaría dicho contrato; el adelantarme la misma cantidad ó como conviniésemos después . Hallándome en esta acti– tud, emprendí el hac r ir al lord Cochrane para lo que me fué preciso entrar en sus planes del buque de vapor, cuya operación debía hacerse con 3000 ljbras de mis fondos y 3000 libras del lord Cochrane: otro tanto o mucho más suplido por la casa de Ellice, quien no tuvo embarazo en entrar en esta nueva empresa, al mis– mo tiempo que con 500 libras hacía las máquinas y todo el apa– rato para los cohetes incendiarios. He manifestado a usted el plan en todos sus puntos de vista, y voy a demostrar sus resulta– dos. No ratificado dicho primer contrato, quedan perdidas de he– cho las 5000 mil libras dadas para la seguridad de su cumplimien– to; de cuyas resultas no poder satisfac r los 3000 ya pagadas por el buque de vapor, las 500 dadas al lord Cochrane a cuenta de 2000, puestas por él en la operación de dicho buque, ni tampoco las otras 500 empleadas en la maquinaria de los cohetes con más de mil y tantas de mi sostén y otros indispensables gastos; por de~ contado el crédito enteramente roto, y con el reclamo al mismo tiempo del constructor e ingeniero, cada uno de más de 2000 li– bras como he dicho en mis anterior s y por oficio al gobierno. Felizmente, la noticia aun existe sólo entre míster Neile y yo, sino ya estuviera en la prisión: el peor mal que por ahora toco, es que de resultas de no tener aun la casa de Ellice noticia del Cumber. land, con respecto a su t rato después de saberse su llegada tanto tiempo ha, se halla embarazado con demoras la conducción del buque de vapor; la mejor obra acaso inventada para los mares, y cuyos primeros ensayos han correspondido también; yo con todo el dolor de mi corazón deberé ver esta preciosa obra malograda. -o-

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