La iglesia: la acción del clero
LA ACCION DEL CLERO 45 ponían a la vista el carácter dulce de Vuestra Excelencia? ¿No eran las fuerzas de Vuestra Excelencia superabundantes para allanar esos puntos con que por qué primero admite Vuestra Señoría capitulaciones, sino por demos– trar que apetece la misericordia y no el sacrificio; que sean lejanas del ca– rácter de Vuestra Excelencia las idéas de sangre con que el tirano ha subyu– gado la América del Sud. Luego ¿por qué desmerece el concepto de Vuestra Excelencia la prevención que al Intendente de Guamanga hace el cura Mi– randa quando todos respiran dulsura y amor a sus semejantes? Sigue el re– ferido cura a verse con su Ilustrísimo Obispo que en el punto de Máyoc había replegádose por preguntarle la causa de su coadjuración, no menos que la que causó para que expidiese la orden violenta de que saliese de su beneficio dentro de veinte y cuatro horas so pena de excomunión; y no saca otra que un oficio del Intendente de Guancavelica don José Montenegro quien lo había acusado de insurgente. Baxo los pretextos de vindicación, pe– netra Guancavelica para especular las fuerzas de ese punto y el referido In– tendente lo apresa y remite a Casas matas; sus legales escusas lo sostienen en Guayucachi y Guancayo hasta que la división libertadora lo vuelve a redimir a mediaos (sic) del último Noviembre, desde entonces se determina a seguir la suerte de las armas, entra en la acción del Serro de Paseo, en la que satisface su ministerio, no obstante no estar ligado a la ley de Cape– llán. ¿No manifiesta un ardor vivo del socorro espiritual de sus semejantes y un relevante mérito? El cura de Guaytará, Señor Excelentísimo, siempre ha creído que el servir por interés, es cumplir con el deber a que está ligado, quando por el contrario asistir sin interés es un verdadero mérito; por este respecto jamás se ligó a la ley de Capellán, lo ha sido sí, quantas la división lo necesitaba; desde Tarma suplió las faltas de los Capellanes, siéndolo del señor Are– nales, hasta Puruchuco; en la acción del Serro auxilió a todos los que caían, como lo expondrá el phísico don Juan Sehallos, ha cantado las misas de gracias que se han solemnizado en Canta y Paseo en celebridad de los triun– fos de las armas libertadoras. El señor Sub-Inspector don Manuel Roxas es un especial testigo de todas sus operaciones y emigraciones no menos que el Comandante don José Felis Aldao y haún la oficialidad de los núme– ros 11 y 2. Un año lleva vencido sufriendo la triste suerte de emigrado, cuia pe– nosa y enferma situación es digna de la más seria compasión; sus bienes han sido saqueados y destrozados a impulsos del déspota enemigo don Gre– gorio Delgado ya difunto, mas en medio de tan lamentables contrastes, no ha exigido el menor realse hasta que la Patria rebosada en glorias, se acuer– de de un hijo que le ha sido fiel, que no ha empañado su conducta, que no ha sido movido a su defensa por ninguna utilidad y que por último no ha sido conquistado para el conocimiento de tan sagrado systema. Sobre todo llegó el tiempo en que ponga a la alta consideración de Vuestra Ex-
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