La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

Si para Abascal tenemos "El virrey de la adivinanza", para Pezuela tendremos "Buena laya de fraile". Recordemos que el hijo de Pezuela, Conde de Cheste, llegó a ser Director de la Real Academia de la Lengua Española. El y Carbajal y Vargas fueron los únicos nacidos en nuestro país que ocuparon el cargo. Surgen como recuerdos de su época el suplicio en plena Plaza de Armas de Lima de los conspiradores del Real Felipe: Alcázar, Gómez, y Espejo; la noticia en Lima del triunfo de Maipú, des– pués del descalabro de Cancharrayada; el asedio de la costa por la escua– dra de Lord Cochrane; el desembarco de San Martín en Paracas; el paso del Batallón "Numancia" a las fuerzas patriotas de San Martín, con el consiguiente suicidio de su jefe el general O'Relly, quien se arrojó al mar; las conversaciones de Setiembre en Punchauca entre emisarios de Pe– zuela y San Martín; y, por último, la traición del Mariscal La Serna, acu– sado primero de liberal y masón y convertido después por los generales realistas en Aznapuquio como Virrey del Perú. Antes de tal acción ya co– rrían pasquines como "Nació David para Rey,// para sabio Salomón,// para soldado La Serna,// Pezuela para ladrón" ... Palma no mira con simpatía a La Serna, como sí mirara a Abascal, y así nos dirá: "En La Serna veo un virrey de cuño falso; un virrey carnavalesco y de motín ... un virrey que, estirando la cuerda, alcanzó a habitar cinco meses en Pa– lacio, como huésped y con la maleta siempre lista a cambiar de posada; un virrey que vivió luego a salto de mata, para caer como un pelele en Ayacucho" ... "un santo sin altar y sin devotos". Mientras que San Martín está acantonado en Huaura, mientras Are– nales recorre en campaña patriótica desde lea hasta Cerro de Paseo y de aquí hacia la costa, nuevamente, muchos señores de las ciudades comien– zan a inclinarse al lado patriota como el Marqués de Torrehermosa, due– ño de Montalván, hacienda que fue entregada despµés por el Gobierno a Bernardo O'Higgins, como reconocimiento del Perú a la obra de la Ex– pedición Libertadora. El de Torrehermosa fue despachado a España como insurgente y resulta el símbolo de un grupo de nobles criollos que pretendieron una independencia para mayor y absoluto poder de su círculo. El espíritu popular de la revolución está en la montonera. En los grupos que en todo el país se forjan para una liberación. Vidal es un montonero típico. Ninavilca y otros que asedian Lima y obligan a La Ser– na a huir a la Sierra, lo son. Debemos leer "Los brujos de Shulcahuanga" de la Séptima Serie, para ver cómo germina el sentimiento libertario en los pequeños pueblos del Perú. Ricardo Palma comienza su tradición con un destello geográfico: "En la cadena que forma la cordillera que va de Otuzco a Huamachuco se ve un cerro elevado y de forma cónica, el cual desde los tiempos incásicos se conoce con el nombre de Shulcahuanga".. Hacia fines de 1818 -según Palma- crece el rumor de que hay brujos en su cumbre. Y mientras tanto bajan desde ella -tal vez- proclamas y pasquines en manuscritos que recorren Huamachuco, Uzquil, Cajabam– ba, Otuzco, Chota. Se acompañan dibujos a los escritos groseros contra Fernando VII a quien se le ve de hinojos ante Túpac Amaro, según reza la tradición. Se habla en ellos de tiranía, se destaca las mitas y la "soca– liñas parroquiales" y se incita claramente a la rebelión. "Antes de hacerte - 102-

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx