La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo
se verá a los patriotas representados por Luna Pizarro -quien aparece de niño en Arequipa en la estampa titulada: "Al rincón. ¡Quita calzón!"– que conspiran en la ciudad de Lima. Son ellos los que significan el espí– ritu peruano de la independencia y que se comunican con San Martín, preparando el ingreso de éste a Lima. Los que sirven para la conexión son un ollero que pasa pregonando su mercancía y el negro sirviente de Luna Pizarro, que le cambia cada día la olla, por "defectuosa". Hay un aprovechamiento intelectual y sentimental de lo que llamaríamos la hora de la Independencia, dentro de una efectiva obra de arte que aprovecha generosamente lo que hay que considerar como el plano anecdótico. El final escueto nos lleva al día mismo de la Declaración de la Independen– cia; "y merced a las ollas que llevaban en el vientre ideas, más formida– bles siempre que los cañones modernos, el éxito fue tan espléndido, que el 28 de julio se juraba en Lima la Independencia y se declaraba la auto– nomía del Perú. Junín y Ayacucho dieron el corolario" -termina Palma. "Con días y ollas venceremos" escrito entre las tradiciones de la Se– gunda Serie -donde se hallan fundamentales como "El virrey hereje y el campanero bellaco" o "Una vida por una honra"; o "Cortar el revesino"·, o las ya vistas en este repaso por la rebeldía y la independencia tales como "El resucitado", "El corregidor de Tinta", "La gatita de Mari-Ra– mos", "El Virrey de la adivinanza", etc.- está en el centro del proceso que venimos siguiendo: al final estará otra narración de esta época, tam– bién basada en un santo y seña: "Pan, queso y raspadura", que nos ofre– ce la Batalla de Ayacucho. El primer santo y seña es de San Martín al leer un mensaje que le envía desde Lima Luna Pizarro; el segundo es de Sucre y saldrá de la frugal comida de la víspera de la batalla, como ve– remos. La substancia del lenguaje responde en los dos casos a la trascen– dencia de los dos actos decisivos: la Declaración de la Independencia y la emotiva liberación con la acción de Ayacucho. Pero debemos seguir a Palma en este juego de saltar hacia adelante y hacia atrás, ya que él escribió sus tradiciones sin ilación histórica y hay que tomar y retomar en su punto histórico el desarrollo que nos hemos propuesto. Por ejemplo, al citar a Luna Pizarro pensamos nueva– mente en los próceres peruanos que trabajaron por la idea y realización emancipadora -mayormente política- en toda la América Hispana. Ya hemos visto que Palma se refirió a los intelectuales de San Carlos y San Marcos, y se encontró --en años avanzados de su vida- con datos sobre la personalidad de Talamantes. Por el mismo tiempo de su vejez, escribió "El primer Gran Mariscal" referente a Luzuriaga en su múltiple papel de héroe en Uruguay, Argentina, Alto Perú, Chile, Guayaquil, y el propio Perú. Palma no se refiere en cambio a Alvarez Thomas, el Director de la Provincia de la Plat~, na~ido en Arequipa y _propulsor de la Expedición de. S~n Martíi: a Ch1l~; m .ª E~cobedo, el primer Jefe militar del Guaya– q~il mdep~nd1ente; m al hmeno_Juan de :8gª?ª• el creador de la Repú– blica de Chile desde el punto de vista constituc10nal; ni a tantos otros que fueron adalides de la causa independentista. Cuando habla de Sánchez Carrión, lo vemos comunicado en Huamachuco con los "Brujos de Shul– cahuanga", o en la casa que en la calle de San Marcelo tenía Rosa Cam– pusano, la amiga del protector San Martín, en la tradición que a ella - 104-
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