La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo
traducción de este modo, propio de mis verdaderos sentimientos: So– berano señor: un americano republicano por principios e inclinación, pero que sacrifica estas mismas por el bien de su suelo, hace al Con– greso presente": "y enumera cinco cuestiones en que reafirma sus prin– cipios republicanos pero con la genialidad de un hombre que comprende los pueblos cuya espada va a libertarlos y aun su propia patria, cuya independencia reclama al Congreso, presenta las dificultades del siste– ma republicano, para que el Congreso con su augusta potestad, lo re– solviera. El Congreso argentino reunido en Tucumán no se decidió en los primeros momentos a imponer el sistema republicano. San Martín era un estadista genial, que así como estudiaba la realidad geográfica de los pueblos para proyectar la estrategia de sus campañas militares, estudiaba también el medio socio-cultural sobre el cual se iban a edi– ficar los gobiernos de América independiente. Sabía que la observancia de los derechos humanos por los gobiernos está en relación directa con el desarrollo cultural de los pueblos. El medio socio-cultural de Amé– rica del Sur no era el de América del Norte. El, que era un producto innegable del liberalismo español, sabía que la república liberal no era, por el momento, el mejor gobierno para estos pueblos que recién se emancipaban de España y auspició, junto con otros líderes de las Pro– vincias Unidas y de Chile, la monavquía constitucional. Entiéndase bien, la monarquía constitucional, pero no la monarquía absoluta. Algunos años después de haber dejado el Perú y haber dejado de ser hombre pú– blico, a la vista del resultado de espantosa anarquía en que se debatían los pueblos hispano-americanos, en carta al general don Tomás Guido, que había actuado a su lado a lo largo de la campaña libertadora y en el Perú había sido su Ministro de Guerra y Marina, en carta fechada en Bruselas el 6 de enero de 1827, le dice entre otras cosas lo siguiente: "Cinco años ha estado a mi lado, usted más que nadie debe haber cono– cido mi odio a todo lo que es lujo y distinciones, en fin, a todo lo que es aristocracia; por inclinación y principios amo el gobierno republicano y nadie, nadie lo es mas que yo. Pero mi afección particular no me ha impedido ver que este género de gobierno no era realizable en América, sino pasando por el alambique de una espantosa anarquía, y esto sería lo de menos si se consiguiese los resultados, pero la experiencia de los siglos nos ha demostrado, que sus consecuencias son tiranía de un dés– pota. Ello lo dirá". Dejo al criterio del ilustre auditorio razonar si San Martín se equivocó o tuvo lamentablemente la razón. Veamos las pági– nas de la historia de los pueblos hispano-americanos para ver cuántos déspotas los han gobernado desde entonces y hasta ahora. Por eso creo injusta y apasionada la acusación de historiadores bolivarianos que afir– man que San Martín trató de "imponer" la monarquía constitucional en el Perú. Que muestren algún documento que así lo afirme. Nosotros en cambio podemos mostrar a la consideración de Uds. el decreto de convo– catoria al primer Congreso Constituyente, que tiene fecha 27 de diciem– bre de 182~. En este decreto se dispone la reunión del congreso ge– neral contribuyente para el l'? de mayo de 1822 y se le asigna como únicos objetivos "establecer la forma definitiva de gobierno y dar la constitución que más convenga al Perú". También establecía la forma– ción de una Comisión d~ 7 individuos para que presentaran un proyecto de Reglamento de elecc10nes y un proyecto de Constitución. Cierto es - 122 - .
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