La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

El terreno endurece la raíz de la planta Así como la raíz de una misma planta se endurece extraordinaria– mente si tiene que atravesar terrenos muy resistentes, o se conse~a blanda si la tierra es suelta o húmeda -la función crea al órgano--, en igual forma los ejércitos que obedecen a Bolívar se hacen más aguerridos y tenaces en proporción a la resistencia opuesta por sus adversarios es– pañoles. Si comparamos las muchas campañas libradas por Bolívar en Venezuela, con la de San Martín en Chile, constatamos que el número de acciones libradas por el primero es inmensamente superior a las del segundo, e igualmente el número de bajas producidas en las batallas del venezolano es considerablemente mayor que en las del argentino. Esta marcada diferencia queda confirmada por los propios protagonistas es– pañoles. Son muchos los jefes y oficiales de esta nacionalidad que han consignado en su correspondencia el marcado temor que les inspiraba el tener que luchar en Venezuela, y no así en las regiones meridionales del continente (5). (5) Veamos, por ejemplo, lo que escribe un oficial peninsular, el capitán Rafael Sevilla, que forma parte de la expedición del general Pablo Morillo, enviada por España a América en el año 1815: "A las 8 de la mañana del 17 de abril, un espectáculo conmovedor, análogo al de Trafalgar, se presenciaba desde las murallas de Cádiz. Dieciocho buques de guerra y cuarentidós transpor– tes, 60 naves en total, levaban anclas obedeciendo la señal del navío "San Pedro", poniéndose en marcha... Cuando ya no veíamos más que la mar y el cielo, presentaba aquella formidable escuadra un aspecto imponente. Desde el descubrimiento de América, ninguna tan numerosa había cruzado el Atlán– tico". "Sin novedad navegamos hasta el día 23, en que al asomar la aurora, dio la señal el navío de estar al pairo (maniobrar las velas para detener la marcha de una nave, en espera de órdenes posteriores). En seguida se puso en facha (maniobra algo semejante a la anterior) y echó al agua un bote con dos oficiales de a bordo, que empezaron a recorrer todos los buques, tra– yéndonos la infausta noticia de que no íbamos ni Río de La Plata, como se había dicho, sino a Costa Firme (antiguo nombre del litoral de Venezuela y Colombia). Así lo preceptuaban los pliegos reservados de Su Majestad que se acababan de abrir a aquella altura". "General consternación causó esta nueva. Todos sabíamos que en Buenos Aires (no se refiere el autor a la ciudad, sino al virreinato de este nombre, que entonces se extendía -como se ha dicho en la nota N? 3- desde el lago Titicaca y río Desaguadero, hasta la Patagonia) y Montevideo los rebeldes estaban divididos, que uno de sus bandos esperaba las tropas del Rey, para pasarse a ellos y auxiliarlos, y que en la Costa Firme la guerra se hacía sin cuartel y con salvaje ferocidad". Comprendiendo el general Morillo el mal efecto que el cambio de des– tino había producido en sus tropas, "nos mandó una proclama entusiasta, recordando los laureles que habíamos obtenido en la campaña contra el francés (Napoleón) y manifestándonos que debíamos alegrarnos de ir a un país más cercano al nuestro". "Memoria de un oficial del ejército español". (El subrayado y los paréntesis son del conferenciante). - 132 -

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