La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo
En conclusión, la diferencia de resistencia del adversario obliga ne– cesariamente a ambos generales -como las raíces al terreno- a adap– tarse al medio. Al soldado expedicionario español, que engreído, de sus victorias sobre las tropas napoleónicas llega a Venezuela, Bolívar no puede vencerlo sino mediante la destrucción física, es decir, por la de– rrota en el campo de batalla luego de tenaz y sangrienta lucha. En con– secuencia, Bolívar seguirá en el Perú su mismo sistema de guerra ya largamente experimentado. Al soldado peruano que desganado obedece a los jefes españoles, San Martín, a su vez, piensa que es posible, y eco– nómico en vidas, más que derrotarlo, ganarlo a la causa mediante una eficaz prédica revolucionaria, es decir, sin que fuera indispensable llegar. a la lucha misma (6). Están así esbozadas las formas diferentes como Bolívar y San Martín proyectan llevar a cabo sus campañas en el Perú, uno y otro en los momentos que el destino les señaló actuar: en 1820, 1821 y 1822, el argentino; en 1824, el venezolano. Sine sanguine ha de ser la acción libertadora en el Perú, se dice a sí mismo San Martín. Para dar libertad al Perú debo hacer una guerra de aniquilamiento de las fuerzas que lo sojuzgan, resuelve Bolívar. Largo tratamiento médico recomendará el primero; certera y veloz téc– nica quirúrgica será la intervención del segundo. Dice Maquiavelo que para apreciar la majestuosidad de las monta– ñas, debemos situarnos en la llanura que se extiende a sus pies; así co– mo para contemplar en toda su amplitud y belleza una dilatada llanura, (6) Esta propaganda, orientada en el sentido de ganarse los corazones peruanos, se lleva a cabo por diversos medios: agentes, proclamas, cartas ... Esta di– fusión de proclamas es inicia desde Chile, varios años antes de la llegada de San Martín. Según refieren oficiales integrantes de la división del general Arenales, ya en la primera campaña a la Sierra de este jefe (1820) pudieron constatar que numerosos campesinos, aun en los más apartados caseríos an– dinos, conservaban esas proclamas con conmovedor cariño, largo tiempo después de haberlas recibido. En algunos casos, incluso, estos impresos fue– ron utilizados a manera de salvoconductos por sus entusiastas poseedores. Las proclamas las hizo imprimir el gobierno chileno, en idiomas castellano y quechua, y fueron distribuídas profusamente en nuestro litoral por la escua– dra de Cochrane, en sus varias incursiones llevadas a cabo en los años 1819 y 1820, antes de la llegada de la Expedición. Desde Chile, en cierta ocasión solicita San Martín a agente suyo en Lima un informe sobre el estado de ánimo de los muchos oficiales peruanos que sirven en el ejército real. "Los oficiales peruanos -se le responde- se en– cuentran en un estado de indecisión, tristeza y turbación, preguntando a to– dos qué harán. Calculo, pues, que su resistencia será débil". El mismo infor– mante desliza un consejo al general: que las fuerzas libertadoras obtengan desde el primer momento algunas victorias, aunque pequeñas: "para decidir a estos oficiales y otros muchos que se mantienen en la incertidumbre". · _ 133 -
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