La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo
les, la inacción, las enfermedades y la desmoralización lo consumían. Lima se había convertido en la Capua de los libertadores" ... "Mientras los independientes permanecían en la inacción reconcentrados en Lima, descuidando las operaciones militares, los realistas se rehacían en la Sierra con su tesón que hace grande honor a los jefes que los dirigían". Monarquía Según un patriota peruano de destacada actuación en la indepen– dencia, Francisco Javier Mariátegui: "La monarquía fue el pensamiento central de San Martín, trabajó para ella, y ese pensamiento y esos tra– bajos, lo perdieron". Efectivamente, olvidando por completo que había venido al Perú a destruir el poder militar español, el otrora glorioso ven– cedor de Chacabuco agotó sus energías en obstinados esfuerzos por lograr el establecimiento de esa forma de gobierno, para lo que deoía vencer la resistencia de muchos peruanos contrarios a la impopular idea de la erección de un trono en nuestra patria. El historiador Paz Soldán, por lo común muy favorable en sus juicios al Protector, señala no obstante al respecto: "Ideas muy aristocráticas o monárquicas abrigaban San Martín y sus Ministros para que olvid_aran las reglas del ceremonial de una Corte. Por ello, en medio de la multitud de atenciones que les rodeaban, cuidaron mucho y ocuparon gran tiem– po en arreglar el uniforme gue debía llevar el jefe del Estado, los Mi– nistros, Ayudantes, y hasta los conductores de pliegos (15, 20 y 23 de agosto de 1821), los Consejeros de Estado, los jefes de Correos (5 de noviembre de 1821). Se determinó las personas que podían usar bastón con borlas; los tratamientos y ceremonial en las funciones públicas, días de asistencia a la Catedral; y se nombró un Maestro de Ceremonias". Da remate a este párrafo subrayando el historiador: "Quien leyera tales de– cretos y reglamentos juzgaría que el Perú tenía consolidada su indepen– dencia y que habían desaparecido los enemigos de su libertad, y sin em– bargo existían en mayor número y poder". ¿Protector o Libertador? El hijo de Arenales, varias veces citado por nosotros, nos da en bre– ves y apretadas líneas las consecuencias que se siguieron en el Perú al no buscar el general San Martín -con indesmayable ahinco, como se lo pedía su padre- la independencia peruana en una batalla librada resuel– tamente en la Sierra, "granero de hombres" y de recursos de todo género para los empecinados jefes realistas: "Si los sucesos pueden servir para decidir cuestiones de esta naturaleza, es oportuno recordar, que desgra– ciadamente no tardaron en venir a comprobarse los justos presentimien– tos del general Arenales (véase página 140). Ello es que los españoles se rehicieron en la Sierra, sin que nadie los molestara; volvieron a los arrabales de Lima (setiembre de 1821) antes de dos meses de su salida; pudieron retirarse sin ser batidos (aunque no sin enormes pérdidas) (12) (12) Estas pérdidas consisten en los 30 oficiales y 500 soldados que se pasan a los patriotas, según mencionamos en la página 135. Abundan documentos que cons- - 142 -
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