La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo
en el cariño entrañable dedicado a lo vernáculo, esa es su gran tarea pre– cursora; él es un precursor en el orden peruanista, como Baquíjan9 lo es en el orden de la existencia de justicia. Más grato para nosotros, más inmediatos a la Independencia, son los precursores que podríamos entender, dentro de una clasificación pe– dagógica, como hombres separatistas. Los que directamente quieren la Independencia, y luchan por realizarla. Mas, entre los mismos separatistas puede verse distintas fili~dones. Unos, que podríamos ejemplificar en Viscardo, son los que encuentran para la ruptura con España una razón llamemos teórica o doctrinaria, a más, naturalmente, de otras razones de orden práctico. Es la separación de España porque somos distintos de ella, porque la geografía nos separa, porque nuestros intereses son opuestos, etc. Riva Agüero en su acción po– lítica y en sus "28 causas" encarna la otra línea de los separatistas polí– ticos, los que llegan a la conclusión y necesidad de la ruptura por una va– riada red de razones que vienen de diversos datos concretos. No puede desconocerse que las "28 causas" son en el fondo un alegato de errores, de injusticias y hay en ellas una genérica postura de resentimiento. De otro lado, es indudable que el separatismo total, el mismo sepa– ratismo que los hombres que presentamos como ejemplos viven, es un separatismo ideológico y práctico, un separatismo que conjuga la singula– ridad americana y peruana con las deficiencias y los errores y las injusti– cias que se vive en el virreinato. Podría pensarse, en fin, en lo que alguna vez he considerado que se– ría lo más profundo en el tema del hombre precursor; el caso de ese hom– bre anónimo que nosotros encarnamos en Viscardo, en Túpac Amaru, en Riva Agüero, en Vidaurre, en Baquíjano y en tantos y tantos hombres, mas, que en verdad vive en una actitud desconocida y reiterada de una fa– milia anónima a otra familia anónima, de una actitud desconocida a otra actitud desconocida para nosotros en la búsqueda del testimonio erudi– to. El gran precursor de nuestra Independencia es el hombre peruano des– conocido, o en otras palabras, el gran precursor de la Independencia es la misma comunidad peruana en conjunto, corporativamente, que en las acciones personales se acerca al descubrimiento de la necesidad de la Emancipación. No hay duda que encierra gran belleza esta variedad en el modo de ser precursor, en el modo de preparar el curso, el camino, el derrotero de la Independencia. El hombre precusor en esta pluralidad de actitudes, que demuestra una vez más la libertad del hombre, nos ofrece un reite– rado testimonio de como la Independencia no es un hecho violento, sino un proceso de larga madurez en la vida de cada peruano y de cada fami– lia peruana. El problema de conciencia. Siempre he creído y creo que es éste uno de los lados más inter_esan- -13-
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