La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo
A la semana de su arribo al Perú, 8 de setiembre de 1823, escribe desde Lima al general Santa Cruz, que por entonces se encuentra en la región de Oruro, en el Alto Perú, en muy difícil situación frente a las victoriosas fuerzas realistas. "Yo saldré con 6.000 a 7.000 hombres den– tro de un mes, sin falta ninguna, sea como fuere y cueste lo que costare. Cuente, general, con esta seguridad. Aun no sé por qué punto me de– cida a penetrar en la Sierra, pero puedo asegurar a usted gue mi plan es apoderarme, por lo pronto, de todo el país comprendido desde Paseo hasta el Apurímac". En el último párrafo de la misma comunicación, subraya: "Vuelvo a repetir a usted que en todo el mes que entra esta– ré sobre Jauja, y tal vez sobre Huamanga, porque estoy impaciente por posesionarme de la Sierra. Como con la diaria salida del sol, cuente us– ted con esto". Tres días más tarde, dirige comunicación a John Parish Robertson, británico encargado por el gobierno peruano de contratar un emprés– tito en Londres: "La ocupación de la Sierra de Huamanga será de un precio infinito, y esta operación será emprendida con solidez dentro de treinta días, marchando yo a su cabeza' . Pero sus jubilosos proyectos de fulminante ofensiva son contenidos por violento frenazo. El Congre– so declara a Riva Agüero traidor a la patria, por sus tratos con el enemi– go, y ordena a Bolívar --entonces sólo primera autoridad militar, no po– lítica- la captura del rebelde. Poco después, reducido ya el caudillo norteño, en su marcha de Huaraz a Cajamarca se detiene el Libertador en Pallasca y escribe a San– tander, el 8 de diciembre: "Salí de Lima a interponerme entre Riva Agüero y los godos (españoles) de Jauja" . . . "Los facciosos (par tidarios de Riva Agüero) fueron embarcados para Chile; sin embargo, les que– dan dos batallones y un escuadrón fieles a su causa, que han march~9-o hacia el Marañón, hasta donde tengo que perseguirlos". . . "En fin, dé usted por concluída la guerra agüera". Continúa: "Esta marcha nos ha hecho algún perjuicio, porque nos ha impedido ir al Cuzco". Siempre optimista, aun en los momentos de mayores complicaciones y p_eligros, no falta la nota de humor: "En un año o tenemos paz o hemos vencido, o nos ha llevado Caplán". La victoria no la obtiene en un año, sino en un año más un día. Desde Cajamarca, a Heres (14 de diciembre de 1823) : "Corno mi intención es que toda la expedición chilena se interne en la Sierra para preservarla del contagio de las enfermedades de la Costa y para sumi– nistrarle víveres en abundancia, insto a usted para que tome el mayor interés en que así se haga luego que llegue la tropa de Chile a cualquier punto que aborde y en cualquier número" (14). (14) Por estas líneas se observa la doble preocupación del Libertador: preservar la salud de las tropas y aclimatarlas a la región donde él sabe se decidirá la guerra y se ganará la independencia peruana: la Sierra. "¿Qué ganará nues– tro ejército con entrar a Lima y apestarse?", escribía alarmado Arenales (pág. 140). - 149 -
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