La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo

siempre por la antigua quisicosa aquella de que por un clavo se perdió una herradura, por una herradura un jinete, por un jinete una batalla, y por una batalla un reino. De Cajamarca, el 14 de diciembre de 1823, escribe al coronel Heres, que se encuentra en Guayaquil: "Necesitamos, entre otras cosas, miles de miles de herraduras y herradores •numerosos, que deben venir a Trujillo, de grado o por fuerza, y embarcados, pues tene1nos buenos ca– ballos pero sin patas por falta de herraduras". De Pativilca, al mismo el 15 de enero de 1824: "Castillo dice que no hay botones ni paño en– carnado para las vueltas de los uniformes en Guayaquil. El tiene orden de construir cuatro mil vestuarios, y está parado por falta de estos ar– tículos". De Otuzco, el 14 de abril, a Sucre: "No permita usted que los caballos se hierren con las herraduras que se han mandado, porque los clavos no valen nada, nada. Que se vayan adobando (preparando) en– tretanto las herraduras, mientras se consiguen buenos clavos, que yo los mandaré de hierro de Vizcaya, grandes y buenos. Los herradores y he– rreros, que adoben perfectamerlte las herraduras, para que no se pierda el tiempo" ... "Los caballos buenos, útiles, que se vayan engordando con cebada, que deberá conseguirse a todo trance, aunque sea com– prándola a cuenta de cuentas, o por dinero si no hay otro partido". Después de ocuparse de quince o veinte otros asuntos, continúa: "Tene– mos 1400 hombres de cabalJería, por lo menos; cada dombre irá mon– tado en una mula y llevará su caballo de diestro ( de la brida); pero es– to no bastará. El parque y el bagaje nos ocuparán mil mulas y debe llevar reemplazo. Diez mil reses de respuesto ( de provisión) serán pocas. El pan y la menestra serán muy difíciles, aunque haya granos. Se debe mandar labrar (fabricar) galletas. Debemos pensar en que lleve cada hombre sacos de maíz, o cebada cocida o tostada; también mucha ce– bada para los caballos, que deberán llevar en dos sacos de dos arrobas, cada caballo". . . "Nos sobrará dinero para la campaña: quince mil du– ros están marchando hacia usted, en plata; después irá más" ... "Ha– ga usted que a los caballos de la Costa se les hagan todos los re1nedios imaginables a fin de que se les endurezcan los cascos, quemándose con planchas de hierro caliente, y bañándolos con cocuiza ( cuerda decha de la planta cocui), que se mandará a buscar dondequiera que la haya". Nunca satisfecho -como siempre insatisfecho ha sido todo gran capitán-, al día siguiente vuelve a decir a Heres: "Necesitamos, pues: 1? Infinitas heraduras con sus clavos. 2? Mulas y caballos" ... "6? Dine– ro y botiquines" ... .,Desvélese usted por los clavos y las herraduras, y después por lo demás". Cuatro días más tarde, ya desde Santiago de Chuco -porque Bolívar está en contínuo movimiento-, escribe al mis– mo Heres: "Por los malditos clavos se han perdido todas las he·rradw– ras, una gran parte de los caballos y alguna gente". . . ''Los clavos solos han destruido este cuerpo (regimiento _peruano)" ... "¿Ha de creer us– ted que no podamos ejecutar el movimiento general por estos malditos clavos? Ruego a usted, por Dios, que haga examinar el hierro de Viz– caya, si es dulce o no" ... "que se solicite ai precio de oro el tal hierro de Vizcaya" ... ''A Cajamarca mande usted hierro de Suecia para que ha– gan herraduras sin clavos, según el modelo que va ya adobado. En Tru- - 151 -

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