La independencia nacional conferencias dictadas por encargo de la cnsip segundo ciclo
jillo y Huamachuco se harán los clavos, y en Cajamarca sólo las herra– duras". Desde Huamachuco, el 28 de abril, insiste ante Heres: "Los clavos ingleses que ha traído López son muy delgados y se doblan". . . "por estos malhadados clavos, y tantas dificultades, va a perderse el Perú: vele usted sobre esto mucho, ml.}cho. Que los clavos sean igual, igual que el modelo que llevó López". Desde la misma población, el 6 de mayo, escribe a su secretario Pérez: "Debe, pues, marchar a Nepeña todo el hierro posible y acero, el plomo, el papel, las telas, las agujas, el hilo, las suelas, los aceites, los mixtos (pólvora) y la cera. En fin, todo lo necesario para continuar los mismos trabajos que estaban establecidos en Trujillo" (15). No debe sorprendernos que todas estas medidas las tomase Bolí– var llegado ya a territorio peruano, teatro de su próxima campaña. Tres meses antes de salir de Guayaquil rumbo a nuestras playas, escribe a Sucre, a la sazón en Lima (24 de mayo de 1823): "(las tropas) siempr~ estarán mejor disciplinándose y viviendo de cualquier modo hasta qilie yo vaya a darles dirección, advirtiendo a usted, de paso, que yo mismo no emprenderé nada si no tenemos medios de movilidad y caballos ro– bustos para la caballería" ... "que se mantengan bien con un cuidado esmerado, con herraduras y repuestos de ellas; que no se permita que nadie monte un caballo, y que estos caballos se cuiden por personas que los quieran como si fuesen sus propias mujeres". La guerra es dura "De Pradt dice, con mucha razón -escribe Bolívar al Presidente Torre Tagle-, repitiendo a los maestros de la guerra, que el alma de ésta es el despotismo; es decir, mando sin límites y obediencia sin exa-: men". En esta carta, fechada en Pativilca, el 7 de enero de 1824 -menos de un mes antes de la traición del sargento Dámaso Moyano, del regi– miento Río de la Plata-, y como presintiendo lo que pronto sucedería en el Callao, hay estas líneas admonitorias: "Tenga usted la bondad de decirle al general Martínez, de mi parte, que yo celebraría mucho que, que por el honor de las armas de su país (Argentina), se hiciese un castigo ejemplar con los cómplices de este suceso, que si fuesen de Co– lombia, él vería si yo los castigaba como he mandado juzgar rigurosa-:. mente a los autores de un tumulto de armas que hubo en Trujillo, en; tre los coraceros del general La Fuente y los húsares de mi escolta, po– cas horas después de mi salida de allí". Un mes después (8 de febrero), desde la misma población, recién (15) A mediados de abril deja Trujillo Bolívar, y por Santiago de Chuco y Huama– chuco se encamina a Huaraz, para proseguir luego a Huánuco y Cerro de Paseo. Realmente, resultaba serio el problema de transporte de los numerosos talleres ya instalados en Trujillo: talabartería, sastrería, armería, herrería, fundición, hojalatería, además de imprenta y otros elementos difíciles de tras– ladar. - 152 -
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